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Todos estaban reunidos en el Salón, mientras el chico de pelo azul descansaba en una habitación extra.
- ¿Qué vamos a hacer? - preguntó Eric preocupado.
- Obviamente Juyeon no quiere volver a este mundo, pero está demasiado dentro como para salir - habló Sangyeon con voz triste.
Hubo silencio tras ese comentario, por lo que todos se encontraban preocupados por su amigo.
Un gran golpe en el piso de arriba los alertó, así que salieron corriendo escaleras arriba para saber qué había pasado.
El primero entrar fue Hyunjae, quien se encontró con Juyeon sentado en el suelo con las rodillas en el pecho y sus manos agarrando su cabeza.
- ¿Qué pasa Juyeon? - preguntó preocupado.
Se acercó a él y el chico comenzó a llorar desconsoladamente.
- No puedo seguir - susurró.
Hyunjae no dudó en rodearle con sus brazos, por lo que Juyeon se rompió.
- Yo tampoco puedo, pero por ella sigo aquí, - comenzó hablando en su oído - porque sé que ella me quiere ver viviendo mi vida.
El menor agarró al mayor de su camiseta haciéndole caer a su lado.
El mayor giró su cabeza y le indicó al resto que saliesen de la habitación, por lo que obedecieron.
- No estás solo Juyeon - volvió su mirada al chico.
- Lo sé - se atragantó con las lágrimas.
A partir de ahí no volvieron a cruzar más palabras, ya que tampoco era necesario, el silencio era reconfortante.
El chico de pelo azul se quedó en el pecho del mayor, aún sin asimilar nada de lo que había ocurrido hace un año.
- ¿Quieres que te prepare algo de comer? Estás más delgado - rompió Hyunjae el silencio.
Juyeon soltó un par de risas al oír el tono de madre que tenía Hyunjae.
Tan sólo se limitó a asentir con la cabeza y salió de sus brazos, limpió sus lágrimas y siguió al rubio.
El resto de chicos oyeron ruido en las escaleras, así que pararon sus conversaciones y se giraron en dirección del chico de pelo azul.
El primero en levantarse fue Sangyeon, quien se acercó a él con brazos abiertos.
- Te hemos echado de menos, Lee Juyeon - sonrió mientras unía al chico en un caluroso abrazo.
El menor sonrió ampliamente mientras más lágrimas se acumulaban en sus ojos al volver a sentir el cariño del mayor, una de las personas que más admiraba.
Juyeon se fundió en el abrazo y lentamente todos se fueron uniendo, volviendo a la familia que eran antes.
Hyunjae no pudo evitar sonreír al ver las caras de felicidad de sus compañeros y amigos.
- Ella estaría muy feliz de ver este momento - pensó Hyunjae mientras se giraba para hacerle la comida al chico.