Capítulo 24

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Maya



Mis piernas son de gelatina. Ese es el efecto de Timaeus Lux en mí. Lo miro de reojo mientras ayudo a Nix a arreglar un poco la cocina.

—Tienes carita de borrego degollado —dice Nix guardando los platos en la alacena.

—Que imagen tan macabra.

Se ríe. Deja lo que está haciendo y me mira.

—Tienes razón, crecer con esos seis me ha vuelto bastante inmune a esas cosas.

—Me puedo hacer una idea.

—Es bueno volver a verte —me dice con una cálida sonrisa—. Tenía la idea de que nos cruzaríamos de nuevo. La manera en la que Tim era contigo era especial.

Su afirmación me toma un poco por sorpresa, aunque lo había escuchado ya del propio Timaeus, es extraño que alguien más te lo diga.

—Es algo que he escuchado mucho —le respondo y ella sonríe.

—Era difícil de no verlo. Timaeus y Thanos siempre han sido muy unidos, aunque todos seamos hermanos ellos dos siempre tuvieron su propio mundo y sus propias reglas, y también, siempre eran la prioridad el uno del otro. Sin embargo, tú fuiste la primera persona por la que Timaeus se preocupó que no estuviera dentro de nuestro círculo, eso me dio una buena pista.

—No me gustaría que ellos se separarán por mí —digo sinceramente.

—No te preocupes por eso, te lo dice una melliza. Thanos necesita crecer aún y creo que esta será una buena oportunidad para que eso suceda.

Estoy a punto de responder cuando Tom entra en la cocina, aunque me da una sonrisa puedo ver que se encuentra cansado.

Me acerco a él preocupada de que se haya sobreesforzado.

—¿Te encuentras bien? —le pregunto en voz baja, sé que no le gusta dar a notar que se siente bien.

—Solo algo cansado, cariño. Creo que es buen momento para regresar a casa.

Asiento y Nix me da una sonrisa triste. Dejo a Tom un momento mientras salgo en busca de Timaeus. Lo encuentro charlando con Apolo y Dray, al verme me sonríe y una vez más siento que mis rodillas se aflojan, contengo el aire un momento antes de llegar a él.

—¿Todo bien? —me pregunta con una expresión pícara, plenamente consciente del efecto que tiene en mí.

—Sí, solo creo que es hora de que nos marchemos con Tom. ¿Podrías pedirnos un taxi?

Apolo y Dray están a punto de decir algo, pero Timaeus se adelanta.

—Sobre mi cadáver. Yo los llevo a casa.

—Me parece correcto. —Dray se acerca a su hijo y palmea su brazo—. Conduce con cuidado. —Se voltea a mí—. Estoy encantado de que vayamos a vernos más seguido.

—Igual, Dray.



Nos despedimos de todos los demás, no sin antes verme comprometida a visitar a Phoebe más seguido, a ser niñera de Bri de vez en cuando, a salir a almorzar con Nix y a algo que involucraba a las chicas Lux que no llegué a entender muy bien. Me emociona en la misma magnitud en la que me aterra la manera en la que cambiará mi vida a partir de ahora.

Timaeus conduce mientras Tom comienza a quedarse dormido con el suave baiben del auto.

—Debió estar exhausto —comenta Timaeus mirando por el retrovisor.

SAGA LUX III | Los colores de TimaeusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora