Sakura y shaoran 3

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Cinco años después

Era sábado, eran alrededor de las 4 de la mañana, me había levantado temprano porque tenía muchos documentos que revisar.

El timbre suena para mi sorpresa, me preguntaba quién podía ser a esta hora, no estoy de humor para recibir a nadie; últimamente me irritó con facilidad.

El timbre vuelve a sonar dos o tres veces antes de que llegue a la puerta, para ese punto ya estoy enojado.

—¿Quién es? —pregunté, la verdad no estaba de humor.

—Yo —respondió una voz apenas audible.

—Ese no es un nombre —dije, mientras mi corazón se acelera inexplicablemente.

—Ya tengo 18 —comentó—, así que decidí venir por mi cuenta.

Mis piernas no pudieron soportarlo, me dejé caer sobre la puerta, era ella; Sakura, su familia le prohibió verme después de la tragedia en la escuela.

—¿Qué haces aquí Sakura? —le pregunté, no sé porque lo hice, supongo que la estupidez humana.

—Tu bien sabes que pese a todo tú eres lo más grande en mi vida —me confesó con su voz quebrada, casi apunto de llorar—. Quisiste cargar toda esa culpa tú solo, cuando tú y yo siempre fuimos uno —declaró, golpeando la puerta dos veces con el puño.

—Vete —le pedí—, ya no soy la persona que conociste, mi mundo es muy gris ahora.

—No me importa —afirmó Sakura—. Tú y yo juntos podemos lograr lo que sea.

—Si yo hubiese sido más fuerte, nuestros compañeros no hubiesen muerto —le expresé. Tenía que decirlo, había cargado eso todos estos años.

—Abre la puerta —me pidió.

Creo que para ese punto ya estaba llorando.

—Vete por favor —le rogué, mientras la escuchaba marcharse.

Sus pasos eran cada vez más débiles, hasta que desaparecieron en el silencio largo de la noche.

Viajé profundo dentro de mí, los recuerdos invadieron la totalidad de las imágenes que procesaba mi mente, entonces me di cuenta; nunca había dejado de amar a la chica de los ojos verdes.

Abrí la puerta y salí corriendo tras ella, la alcancé a ver a lo lejos, recostada de un poste eléctrico; fui un estúpido.

Me acerque a ella lentamente.

—Sakura... No se que decirte —deje salir de mis labios temblorosos—, sólo sé que te amo.

—Eso es suficiente —me contestó—, Por eso estoy aquí.

Corrí hacia ella y nos abrazamos, como nunca antes lo habíamos hecho, y lloramos, juntos bajo el brillo tenue de las estrellas.

CD

Momentos Sakura y ShaoranWhere stories live. Discover now