Capítulo 26

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Timaeus

Reviso el retrovisor una vez más, no me lo estoy imaginando, ese auto nos está siguiendo y cada vez se encuentra más amenazadoramente cerca.

No es la primera vez que me siguen. Paparazzis lo han hecho por años, pero esta vez en desfinitiva no era una de esas. El auto en cuestión avanza temerariamente por los autos y cada vez se encuentra más cerca de nosotros. Esto me preocupa.

Tras pedirle a Maya que se comunique con Danielle, trato de mantener mi concentración en frente y mirar de reojo por el retrovisor, solo tengo una cosa en mente y es llevarnos a ambos a salvo.

Veo a Maya colocar su teléfono en medio de ambos y ponerlo en alta voz.

En ese momento escucho un estruendo parecido al de una pequeña explosión. Miro nuevamente por el retrovisor y alcanzo a ver un brazo salir desde la ventana del copiloto del auto que nos viene siguiendo, en su mano hay algo, pero no logro distinguir qué es o quizás solo sea mi estúpido cerebro negándose a aceptar lo que creo que es. Hay un segundo estruendo, pero esta vez se impacta en alguna parte de la camioneta.

¡Mierda! En este momento agradezco haberle hecho caso al cabezota de Apolo y comprar un auto blindado. Alguien no solo quiere alcanzarnos, buscan hacernos daño, solo no sé hasta qué punto.

Timbra una... dos veces... Danielle joder contesta de una maldita vez.

Como si hubiera escuchado mis pensamientos responde.

—¿Qué sucede? —pregunta de inmediato.

—Esto... —Maya se encuentra muy nerviosa al borde del pánico, puedo verlo en su rostro.

—Dan, alguien nos está siguiendo prácticamente desde que salimos de la Torre Black, pensé que sería algún reportero, pero tiene una manera de acercarse muy temeraria así que creo que puede ser algo más... además creo que han disparado hacia nosotros...

Maya contiene un grito ahogado al comenzar a entender lo que estoy diciendo. Esto es de terror.

Se escuchan algunos ruidos por el teléfono como si estuviera moviéndose.

—¡Mierda! ¿Tienes encendido tu GPS?

—Sí.

Se escucha claramente como comienza a teclear como posesa.

—Me he conectado remotamente a tu auto. Estoy programando una nueva ruta que debe aparecer... ahora —Tal como lo dice la navegación de mi auto comienza a guiarnos—. Yo salí poco después de ustedes estoy a un poco más de dos kilómetros de distancia, quiero que sigan mis instrucciones.

»Primero que nada, Maya. Necesito que te serenes. —Suena en calma, pero firme—. De momento quiero que te des vuelta e intentes describirme el auto que los sigue, si puedes ver la placa necesito que me lo digas.

Maya me mira asustada e intento de infundirle un poco de confianza al apretarle con delicadeza el brazo. Por un momento no estoy del todo seguro si lo hago por ella o para mi mismo.

—No consigo ver con claridad la matrícula, pero es un auto color azul oscuro Dodge.

—Perfecto, cariño. Ahora asegúrate de que tu cinturón este bien sujeto porque necesito que Timaeus aceleres.

Concentro mi mirada en la autopista acelerando a un ritmo constante para lo levantar sospechas. Ni de quien nos persigue ni de la policía, lo último que necesitamos en este momento es que la policía nos detenga.

—Bien, ahora toma la siguiente salida a la derecha. —Miro de reojo el mapa del GPS, pero hay ningún camino en el mapa.

—Dan, pero no hay ninguna salida.

SAGA LUX III | Los colores de TimaeusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora