calidez

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los labios de bakugo eran rasposos y secos, y sus besos toscos y agresivos; todoroki había tardado unos cuantos en poder por fin agarrarle el ritmo.

sus manos se sujetaban a sus mejillas como si quisieran asegurarse de que lo que tocaba era real, y no un sueño como el que había tenido la semana pasada, del cual se había despertado medio triste y medio contento, más triste que contento, pero contento al fin y al cabo.

todoroki no sabría explicar lo que estaba sintiendo en ese momento.

era como un volcán en erupción, lleno de sensaciones y emociones nuevas, y si en un principio se sentía fascinado por todo lo que le pasaba con tan solo mirarlo o pasar tiempo junto a él, besarlo no tenía comparación.

el tacto suave que al beso le faltaba se presentaba en los dedos de bakugo a ambos lados de su cuello, manteniéndolo cerca, sin dejarlo escapar.

como si quisiera.

la mano de bakugo se movió a sus ojos cuando al fin se separaron, cubriéndole de la vista a pesar de que la única luz que había en el cuarto era la de aquella laptop de la cual aún se podía oír a la protagonista gritar por auxilio mientras golpeaba una puerta con desesperación.

bakugo se había subido a su regazo, y las yemas de sus dedos que aún se mantenían en sus mejillas notaron lo caliente de su rostro, y aunque le gustaría verlo, el solo sentir su respiración ir rápido junto a la suya se le hacía más que suficiente, y supo que su rostro estaba igual de caliente que el contrario, lo sentía en todo el cuerpo.

se sentía tan cálido que creía que se iba a derretir.

— ¿esto que significa?

preguntó, bajito, despacio, temiendo que si alzara la voz lo alejaría o algo parecido, estaban más fuera de aliento que luego de cualquier entrenamiento.

bakugo pegó su frente contra su propia mano, sus narices rosando una con la otra y sus alientos mezclándose. un gruñido salió de su garganta al oír la pregunta.

— joder, ¿hay que explicarte todo? ¿no puedes sacar putas conclusiones por ti mismo?

— no me gusta asumir cosas.

— pues te jodes.

todoroki sonrió, y sintió la necesidad de estirar sus brazos, rodeando el cuello de bakugo con ellos luego de una última caricia en ambas mejillas. el rubio dejó caer su palma de los ojos contrarios, pasando así ambas manos bajo los brazos de todoroki, apoyándolas sobre el respaldar de la cama.

ambos ya sentían sus corazones ajenos a sí mismos, aturdidos, ni siquiera estaban pensando en algo particular que no sea el otro.

sus labios se juntaron nuevamente, esta vez con el ritmo marcado por todoroki, haciendo un beso más lento y menos torpe que los primeros, dejándose disfrutar un poco mejor del otro. bakugo pensaba que los labios de todoroki eran suaves, demasiado suaves.

— me gustas, bakugo.

soltó cuando se separaron, todoroki sentía que su garganta ardía por decirlo. no recibió respuesta, pero porque el medio albino tampoco le dejó hacerlo, yendo al encuentro de sus labios una vez más ni bien acabó de pronunciar su nombre.

— me gustas — beso —, me gustas —beso —, me gustas — beso.

bakugo le pegó un cabezazo.

— ya cierra la puta boca, joder.

— me gustas mucho.

— muérete, imbécil.

todoroki sonrió, y bakugo enterró su rostro en la curvatura de su cuello, completamente abochornado, negándose a pronunciar esas vergonzosas palabras.

a todoroki no le importaba, ya lo sabía.

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