3.2

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“ Permanecí, no sé por qué,
sigo clavada a tu piel”

Ameglia.

Aprovecho el día hermoso que se hacía presente en la ciudad de Buenos Aires para preparar el bolsito de Casimiro y irnos a pasear un rato.

Faltaban un par de horas para que Agustín volviera del estudio y tal vez me podía dar el lujo después de estar aislada por quince días.

Busco al bebé para cambiarle el pañal y ponerle un conjuntito Nike que le había regalado Tadeo, saliendo del cuarto me miró a mi, realmente estaba bien, tenía puesto un biker negro y un remeron de Tupac.

Acomodó el coche para después poner a Casimiro, guardo el bolso por debajo del asiento del bebé y emprendemos viaje, cierro todo bien y me pongo el barbijo para dirigirme al parque los Andes.

Caminaba tranquila mientras llevaba el coche y miraba de vez en cuando que Casimiro no se este cayendo o con hambre.

Ya al estar adentrándonos al parque, empiezo a caminar mientras miro embobada a cualquier parte pero unos gritos hicieron que salga de mi trance para corrernos a un costado con Casimiro.

Una nena de no más de dos años venía a todo lo que daba en su bicicletita, si no hubiese corrido el coche podían haberse lastimado ambos bebés.

La nena siguió andando un par de metros más mientras reía y un pibe la seguía de atrás.

Casimiro empezó a llorar del susto así que lo saqué del coche y lo acune en mis brazos para que se calmará.

- Perdón, está emocionada por qué ayer le regalaron la bicicletita y no mide las consecuencias.- esa voz...esa voz la conocía desde hace años.

Volteo y lo veo, por primera vez después de dos años, sus ojos celestes brillaban con la luz solar y su pelo castaño estaba teñido de un rubio platinado y una franja de un color que no supe distinguir.

- está bien.- logro decir y el parece reconocerme al instante, tal y como lo hice yo.

Casimiro se retuerce en mis brazos con ganas de bajarse y gatear por el pasto.

Dejo de mirar a Valentín y atiendo a mi hijo, pongo una manta con juguetes y me siento a su lado.

- ¿Cómo...cómo estás tanto tiempo Ameglia? - pregunta Valentín, el cual nunca se fue de donde estaba parado.

Trato de sonreír mientras deduzco que el hombre que corría a la nena era Manuel y esa nena era su hija.

- bien, criando a mi hijo mientras termino la facultad, ¿Y vos? - el se sienta y mira al bebé para luego mirarme a mi.

- ¿Es hijo de?

- de Agustín.- digo y el asiente para después mirar por detrás mío.- ¡Luz, cuidado hija!

Mire su perfil mientras largaba un pequeño suspiro.

Pensar que yo me imaginaba una vida a su lado, hijos, una familia numerosa, demasiado amor y terminamos en cenizas.

- pa, nanu no me quiele complar un helao de flutilla - dice la hija de Valentín sin darse cuenta de mi presencia hasta que escucha los balbuceos de Casimiro, podía jurar que sus ojos se habían iluminado y se había olvidado completamente de su berrinche para sentarse en la manta.- hola, soy Luz oliva.

Casimiro largo una risita mostrando sus pares de dientitos.

- el es Casimiro.- le digo a Luz mientras le sonrió.

Ella sigue hablándole y yo solo me dedico a admirar la escena pero otra voz se une a la pequeña reunión.

- Pensé que la había perdido, no sabía dónde carajos se había metido, lloraba por un helado de frutilla, ha hola Ame y al rato quería otro de chocolate y...- me mira, mira a su hermano y vuelve su mirada hacia mi.- Ameglia, hace tanto que no te veía, desde esa vez que... Bueno, ¿Cómo estás?

- Bien, siendo mamá primeriza.- dirijo mi mirada a Casimiro y escucho como Manuel larga un gritito de entusiasmo para luego pararse y agarrar upa a Casimiro, el cual le hace fiesta.

- Que hermoso bebé, felicitaciones Ame - sonrió ampliamente y mi mirada viaja a una que desde hace tiempo está viéndome.

Valentín tenía su mirada perdida en mi, tratando de descifrar algo, algo que ni yo sabia.

Pase toda la tarde así hasta que acru me llamo y volvimos para merendar con el pero sin siquiera sacarme de la cabeza el reencuentro con Valentín.

Elevados × WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora