~(Capitulo 7)~

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La noche era demasiado fría desde lo alto, el viejo auto se movía con una agilidad única, Harry incluso podía jurar que los gemelos eran mejores choferes que Ron, esto debido a que habían esquivado varios árboles y túneles sin terminar estrellados.

El camino que debían seguir era muy largo y ninguno de los tres se daba cuenta que les faltaba un dato importante.

Habían salido de la madriguera en media noche, y mientras mas volaban, los ojos se les ponían pesados. Se estaban demorando mas de lo que creyeron desde un principio.

~•~

Después de unas horas, en la acogedora madriguera algunos ya daban inició a un nuevo día, pero como siempre la primera en despertar era la señora Weasley, aquella mañana estaba mas feliz que nunca, el tener a Harry en su hogar le hacia sentir que había ganado otro hijo.

El desayuno estuvo listo en unos pocos minutos, el buen olor de las salchichas, los huevos revueltos y el café recién preparado ocasionó que Ginny y Ron fueran los primeros en sentarse en la mesa.
Esto no sorprendió en nada a la señora Weasley que con una sonrisa en el rostro le dijo a su hijo:

-Ron, llama a tus hermanos por favor-mientras ponía mantequilla en una tostada-. Y también dile a Harry que baje, procura no levantarlo a lo brusco..

Ron dejo de lado su interés por las salchichas y sus mejillas se volvieron tan pálidas que llamaron la atención de su madre.

-¿Te sientes bien, cielo?-dejo de manera distraída la tostada cerca de la mano de Ginny ensuciándola un poco con mantequilla.

-Eh...-Ron se sentía desfallecer, el solo imaginarse la reacción de su madre al saber que dos de sus hijos habían salido de la casa junto a Harry, a quien el director les había confiado su cuidado... Todo eso le hacia tener miedo incluso de su propia integridad física.

Molly lo miro preocupada, el rostro de su hijo estaba demasiado pálido, como si estuviera a punto de desmayarse, su instinto de madre le decía que algo estaba sucediendo.

-Diles que bajen... O yo subiré a bajarlos-le dijo con voz firme.

-Es que... -murmuró en voz baja el pelirrojo mirando de reojo a su hermana, quien mordía la tostada que su madre había dejado en su mano, por la expresión que tenía Ginny sobre el, incluso parecía que lo juzgaba-... No se... Digo... No están-miro temeroso los ojos de su madre-. Porque....

-¿Como que no están?-le pregunto frunciendo levemente los labios-. ¿Desde cuando se levantan tan temprano? ¿A donde han ido?

Ginny negó levemente al escuchar las escusas de Ron. Dejo de mirar a su hermano y entonces su mirada se poso en la pequeña mesa que estaba en la sala, entrecerro los ojos y se levantó para ver de que se trataba.

-Ron-hablo Molly de manera calmada y alarmante, ahora cruzándose de brazos-. Por casualidad, ¿sabes a donde fueron?

-E-Ellos... Dijeron que... EH... Iba, i-iban... ir a..

-Fueron con Lee Jordán, mamá-informo Ginny acercándose con la carta en mano, la cual habían dejado los gemelos cuando salieron de casa-, decidieron irse en la noche, a una fiesta de ropa de pijama... ¿Que es eso?-miro a su madre con curiosidad.

Molly fruncio los labios, se acerco a coger la carta, la leyó con una rapidez única y suspirando salio de la casa. Murmurando entre dientes: "Esos dos me conocerán muy bien, sabrán quien soy"

~•~

Cuando se trataba de los gemelos, la señora Weasley no creía mucho en sus historias, por lo que decidió ir ella misma a la casa de Lee Jordán y comprobar que en verdad estuvieran ahí.

Lo que nunca imaginó y lo que gemelos tampoco imaginaron, es que el señor Jordan sería muy honesto y no se prestaría para ninguna trampa.

"¿Que? ¿Los gemelos? ¿Tus hijos? No, Molly. Lo siendo ellos no están aquí, mi hijo esta durmiendo. Si quieres lo puedo despertar para que tu misma le preguntes ¿Lo despierto? ¡Lee, Levantate, LOS GEMELOS DESAPARECIERON!"

Totalmente avergonzada la señora Weasley decidió volver a su casa, aún mas furiosa que preocupada.

~•~

Mientras los gemelos, en alguna parte de Escocia habían hecho una parada en un viejo restaurante, no podían seguir ignorando el hambre que los incomodaba.

Al entrar al viejo restaurante todos los magos presentes voltearon rápido sus rostros con asombro y empezaron a murmurar.

Harry por un momento pensó que era por el, que se acercarían y le dirían "El elegido" "El niño que vivió", que estrecharían su mano con honor.

Pero eso no paso.

Un joven mago se acerco enojado y les pidió de manera nada amable que se retiraran. Esto debido a que no era un restaurante, si no un bar con temática para adultos.

A los tres no les quedo de otra que volver al auto.

-Por lo menos nos hubieran ofrecido una galletita-comento Fred arrancando el auto.

-Parecía que había de todo... Menos galleta-murmuró Harry asombrado por un bar abierto en plena mañana.

George se recostó a dormir en el asiento trasero y continuaron su viaje.
Solo había un problema, el cual aun no se habían dado cuenta, y es que ninguno de los tres sabía donde quedaba exactamente la casa de Lupin.

Segunda Oportunidad-HPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora