Capitulo 46: El tiempo que nos separa.

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Los seis meses se habían convertido en doce, y ella jamás había pisado su casa o su país en todo ese tiempo. Parecía increíble, nunca habría imaginado poder pasar tanto tiempo alejada de su familia, o de Rob.

Cuando Eric se había recuperado y salido del hospital siendo el mismo de siempre, ella se había marchado tal y como le había avisado a Robert.

Oxford había sido muy distinto a lo que estaba acostumbrada y el hecho de estar sola, de no conocer a nadie no le había facilitado nada. Los primeros meses habían sido duros, pensando todo el tiempo en regresar, en abrazar a su madre, a sus amigos. Hablar con ellos por teléfono o recibir sus regalos siempre la dejaban deprimida, triste por cuánto los extrañaba.

Y ahora estaba ansiosa por volver, un año era mucho tiempo. Para su carrera había sido algo muy productivo y no se arrepentía de haber seguido el consejo de la madre de Bradley. Y pese a sus temores y dudas, creía que también su relación había sobrevivido a ello. Pero eso restaba comprobarlo cuando llegara, cuando volvieran a encontrarse.

Estaba tan nerviosa que las manos le temblaban.

Las manos y todo el cuerpo. Salió del avión y no pudo evitar ver su reflejo en uno de los cristales que encontró a su paso mientras entraba en las inmediaciones del aeropuerto, dónde las personas se arremolinaban para recibir a sus seres queridos.

La joven que se había marchado un año antes no era la misma que regresaba, externamente eso era más que obvio, pero en su interior… bueno, eso era algo más complicado.

Su cabello había crecido por debajo de los hombros un par de centímetros, tenía más volumen y ondulaciones que antes. Había querido mostrarse a sí misma que podía cambiar por dentro como lo hacía por fuera, pero conseguirlo no era ni por asomo, tan fácil.

Su estilo a la hora de vestirse no tenía mucho de distinto, pero los pequeños detalles marcaban una sutil diferencia con la que se sentía muy a gusto.

Tomó la maleta de la cinta y recorrió con la vista sus alrededores en busca de una cara conocida mientras caminaba despacio.

No tardó mucho en descubrir otra cabeza que miraba hacia todos lados en busca de algo, o alguien, de la misma forma en la que ella lo hacía. Sus labios se curvaron en una inmensa sonrisa, y tuvo que detenerse a respirar porque la emoción estaba ganando el control de su cuerpo.

Quería correr, gritar, reír y llorar. Todo al mismo tiempo.

Nada era recomendable, claro. No podía llamar la atención de una forma tan escandalosa. Así que caminó de forma apresurada, tratando de pasar desapercibida y no alertar a quien se dirigía.

Pero como si la hubiese sentido antes de verla, se giró hacia el lugar exacto por donde ella. Nina se detuvo solo por un segundo antes de seguir caminando, ahora con una sonrisa en su rostro al verlo a él.

Se preguntó porqué no había aceptado la oferta de Rob para que le enviaran un avión privado. Hubiese sido más fácil, no habría tenido que contenerse y mantener las formas si hubiese aterrizado en un espacio privado.

Robert estaba de pie y dio apenas unos pasos antes que ella llegara a su lado. Nina dejó las maletas en el piso y no perdió tiempo en abrazarlo. Él cerró los brazos en torno a ella y la apretó contra su cuerpo sin importarle quién estuviese mirando. Después de todo, no estaban haciendo nada malo ni escandaloso.

Por un tiempo permanecieron así, sin decir nada, solo sintiéndose, cerrando esa distancia que los había separado por meses.

¿Cuántas veces había deseado eso? Soltó un suspiro por haberlo conseguido al fin, unas lágrimas se amontonaron también en sus ojos y pestañeó para espantarlas.

Bésame o Dispara. #Descontrol en la Realeza 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora