Capítulo Siete

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¿En qué momento?

La única pregunta que no salía de su cabeza, era un interrogante sin respuesta. Tantas preguntas con ese mismo comienzo que daba vueltas y vueltas en su cabeza. No es que buscará la respuesta de todos modos pero sabía que debía poner fin a ese misterio.

—Vamos, tú puedes —se dio ánimos.   
No, ¡no podía!

Le temblaba las manos. Respiro para eliminar esos nervios innecesarios ni siquiera cuando ella creyó que la citó para decirle aquella verdad se sentía nervioso. ¿Por qué ahora si? Claro, porque ahora tenía que retractarse.

—No va a pasar nada —volvió a darse ánimos caminando de un lado a otro.

La gente que recorre aquel parque lo mira con curiosidad, algunos, ya que creen que ha perdido la locura. Y no podrían estar tan equivocados. Su vida se había vuelto una completa locura desde el día en que decidió que seguir con esa mentira era una buena idea.

—Aquí me tienes —apareció la argentina quedando enfrente a él.

Su sonrisa amplia le dejó más claro que decir la verdad sería más difícil de lo que pensó. Suspiro, aún está a tiempo de no decirlo... ¿Debería hacerlo?

—Yam, yo te cite acá porque tengo algo importante que decirte —habló Ramiro un poco decidido.

—¿Qué? —la miró confundida.

—Es respecto a nosotros.

Ella se vio más intrigada. El que él dudará de hablar le ponía un poco nerviosa. No podría imaginar que le tenía tan preocupado a su novio y quería ayudarlo. ¿Estaría mal por la competencia y si era así qué tenía ella que ver?

—Yo tengo que decirte que estoy...

—Acá estás, te busque por todos lados —interrumpió Jim, llegando a su encuentro y pudo notar la tensión en el chileno—. ¿De qué hablaban?

—Ramiro iba a decirme algo sobre nuestra...

—Nuestra parte en la competencia —completo rápidamente el chico antes de que todo a su alrededor explotará—. Yam, tiene unas ideas muy buenas que nos pueden ser útiles.

—¿En serio amiga? —sonrió abrazándola con mucha fuerza y la chica rubia asintió mirando al chico en busca de una explicación que él no podría dársela—. Es fantástico, mi amor, ahora vamos a tener unos pasos increíbles.

Ramiro abrió bien grandes los ojos al escuchar hablar a la española y ella por su parte se dio cuenta de su error al verlo reaccionar así. Miró al chico intentando disculparse con la mirada pero el lejos de mirarla a ella su rostro fue a la chica rubia que seguía perpleja.

—¿Amor? —preguntó con un hilo de voz.

—Lo siento, amiga —recupero su voz Jim disculpándose por no haber contado su secreto—. Quise decírtelo pero...

—Son novios —afirmó siguiendo mirando al moreno de rulos que asintió a modo de respuesta bajando el rostro en vergüenza.

Eso era lo que quería decirle pero no había podido desde que ella... No importaba eso. Él nunca hubiera querido que las cosas sean de esta manera.

Linda De AmarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora