Una Botella de Whiskey y un Lemon Pie

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Un mes había transcurrido y todos los días se repetía la misma historia. Hermione dejando la bandeja de comida y Bellatrix lanzándolas como búmeran a las tres o cuatro de la madrugada, sólo por molestar.

Los insultos y los arranques de ira acompañados de gritos siniestros, estaban derrotándola. Se estaba planteando y muy en serio terminar con esto de una vez. La estadía se le estaba haciendo de lo más aburrida. Ya se había leído todos los libros de la pequeña biblioteca que daba al pasillo y no encontraba mas diversión que escribirles a sus amigos o a Draco y Narcissa informándoles de todo lo acontecido, que no era mucho, por no decir nada.

Un día pensó en ir a dar una vuelta por el pueblo, pero lo descartó al instante. no podía correr el riesgo que Bella se enterara que ella sí podía salir. Estaba atada, o decidía hacer algo o invocaba el anillo y terminaba con esta farsa de una vez.

En todo el mes no la había escuchado ni una sola vez abrir la ducha. Cuando fingía descansar en el jardín o en el sillón de la sala, Bella no permanecía más de dos minutos en el baño, y eso la estaba fastidiando sobre manera. No podía creer que se abandonara de tal forma.

"Al demonio, Bella", era el momento para forzar el encuentro y plantarle cara, "Merlín ayúdame", rogó.

— ¡O te vas a bañar, o entro y te llevo a rastras!—Hermione se había plantado frente a la puerta con los brazos cruzados, con tal firmeza que ella misma se había sorprendido. No le cedería ni un mínimo de territorio. Estaba convencida de que con Bella tenía que parecer dura y sin flaquezas, si no la aplastaría como a un bicho.

— ¡NO TE ATREVAS A DARME ORDENES!—aulló enardecida del otro lado.

—Te lo advierto Bellatrix. Si no sales YA, entraré con un balde y te bañaré de a prepo, sí es necesario—amenazó.

— ¿Cómo te atreves...? Asquerosa. No puedes amenazarme. ¡Te mataré, lo juro!—se escuchaba extremadamente furiosa, y sus pasos acercándose a la puerta advirtieron a la castaña que el "segundo round" comenzaría en ese preciso instante.

La puerta se abrió estrepitosamente, dejando ver a una Bellatrix totalmente sacada con una lámpara de noche en la mano, con la clara intención de usarla como arma.

Hermione retrocedió un par de pasos, pero no se mostró asustada ni arrepentida de haberla provocado, o por lo menos eso aparentaba.

— ¡Oh!, por amor a Merlín, Bella ¡APESTAS!—dijo tapándose la nariz mirándola de arriba abajo. Y era verdad, parecía una mendiga, ni si quiera sé había cambiado la ropa de cuando habían llegado. Por un momento creyó notar un gesto de , ¿vergüenza? No, no podía ser, ¿o sí?

— ¿Eres suicida, o qué? ¿Piensas hablarme de esa forma y salir bien librada? ¿A caso eres estúpida?—siseó amenazante, adelantándose pronta para atacar.

Si Hermione no hacía algo y pronto terminarían a las piñas otra vez. Y lo menos que quería era lastimarla, aunque sonara descabellado. No quería hacerle daño a pesar de que su amada, no lo dudaría un momento.

Y en un flash de lucidez, se le prendió la lamparita.

— ¡Si te bañas!....te doy una botella de "Whiskey de fuego" ¿Qué te parece?

Bellatrix se frenó en seco, deteniendo también la lámpara a mitad de camino. Sonrío maliciosamente y contra todo pronóstico contestó.

— ¡Acepto!—giró sobre sí misma adentrándose en la habitación, seguramente para buscar ropa.

¿Lo logré?, lo logré. La castaña bajó la guardia, suspirando aliviada. No había sabido, hasta ahora, si su oferta sería aceptada, pero recordó qué Narcissa le había contado la predilección que tenía la azabache por esa bebida y había decidido arriesgarse y había funcionado.

Ahora sería un buen momento para tomar un par de prendas para ella. A pesar de haber traído en su bolso de mano, dos mudas de ropa, no eran suficientes y por supuesto que también aprovecharía a limpiar un poco.

Estaba segura qué esa habitación estaría hecha un verdadero y completo desastre.

— ¡Toda esta ropa es un ascooooo!—la escuchó despotricar mientras reunía productos de limpieza del armario, pegado a la cocina.

—Por lo menos está limpia—sé animó a replicar. Y como respuesta recibió un bufido exasperado. Bueno algo, es algo, se dijo animada.

Era un gran avance. había logrado que comiera y se bañara sin ser asesinada en la marcha. y sí tenía que hacerle de elfo domestico los dos meses restantes "encantada de la vida"

Sé rió en silencio dándose cuenta que Bella era más como una niña pequeña, malcriada y caprichosa, a la cual si no se le hacían los gustos, arremetía con lo primero que se le cruzara en el camino. Pero eso no significaba que no fuera menos peligrosa.

Lo ilógico era que esa actitud la enamoraba cada día más. Moría por cuidarla, amarla y abrazarla, aun qué la azabache fuera la persona menos abrazable en el planeta, después de Voldemort ¡claro!

Nunca podría entender cómo fue que se dejó arrastras a los más bajo, entregándose a el señor tenebroso para ser usada como un simple objeto. Pero eso trataría de cambiarlo, aunque le costara un ojo de la cara o algo más.

—Sangreee zuziaaa... no te escondas... no te encuentro ¿Dónde....?

Se escuchó un fuerte estruendo en el living.

Hermione corrió desde el jardín. No, no podía ser, Bella estaba... ¿Borracha?

— ¡No!, no te di la botella de Whiskey para que te emborracharas—gritó furiosa, perdiendo el control ¿y ahora qué voy hacer?

— ¿y entonzes, para queeee? ztúpida niña—ladró tambaleándose a punto de caer sobre la mesa ratona—. No quiero... estar aquí... contigo—la señalo agitando su mano con demasiada efusividad—lo que quiero... es un LEMON PIEEEE—gritó con los brazos extendidos, tropezando con la alfombra "como era de esperarse" y cayendo desparramada en el suelo—Eso quiero...un...LE...MON...PIEEEEEE.

—Paciencia, Merlín, dame paciencia—imploró Hermione, mirando hacia arriba y poniendo sus ojos en blanco. Esta sería una noche muy larga— ¡A ver! ¡Ven! Déjame ayudarte a llegar al sillón—pidió, agachándose a su lado.

—NOOO...ME... TOQUES. Tú y Merlín son unos estúpidozzz—intentó pegarle, pero sin éxito.

— ¡Sí, lo que tu digas! ¿Qué te parece sí hacemos un trato? Tú me dejas ayudarte y yo te prometo un Lemon Pie ¿Sí?—Otra vez volvemos al chantaje, pensó. ¿Un Lemon Pie?, ni sabía cómo prepararlo. Pero algo se le ocurriría.

— ¿De verdadddd?—preguntó arrastrando la lengua y regalándole una sonrisa.

Hermione creyó que se le saldría el corazón ¿Bellatrix sonriendo? ¡Se veía preciosa! Le entraron unas ganas locas por besarla, pero jamás se aprovecharía de tal situación.

Bella se le había colgado del cuello gritando a los cuatro puntos cardinales ¡LEMON PIEEE!, con la cabeza colgando hacia atrás.

—Bueno, ahora ven...—la ayudó a levantarse con esfuerzo, y la sentó en el sillón—Te prepararé un café y bien cargado—se adentró en la cocina para poner el agua a calentar.

—No, no, no puedes obligarme—balbució intentando sacarse las botas, pero sin lograrlo.

La castaña la ignoró, ya vería cómo hacía para que se tomara el dichoso café, pero ahora tenía que comunicarse ya con Narcissa. Tomó un pergamino y escribió una nota breve:

Narcissa:

Tu hermana esta BORRACHISIMA, necesito ayuda.

P.D.: Quiere un Lemon Pie.

Salió de la cocina, miró como la azabache seguía encaprichada con las botas, aprovechó y fue al jardín. Cruzó las barreras y le entregó la carta a una lechuza escondida en un árbol cercano. Era sólo para emergencias ¡Y con seguridad, esta era una!

Mi inesperada familia del corazónWhere stories live. Discover now