Capítulo 27.- El incierto bebé Lan

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El reloj de la sala del doctor Lin LuHan marcaba las nueve pm, y MinJue seguía ordenando sus pertenencias, esperaba dejar listo todo ese mismo día, pero LuHan estaba por terminar los preparativos para la cena, así que antes de que MingJue subiera la última caja por las escaleras, el doctor avanzó rápidamente y se interpuso frente a las escaleras.

- Hey... un descanso, ¿quieres? – Lin lo miró con una bella sonrisa algo nerviosa, pues estaban demasiado próximos.

- Solo queda esta caja – respondió alzándola un poco.

- Bien... pero solo la subirás y bajaras, no te pongas a ordenar las cosas en tu habitación. – habló demandante el omega, cosa que MingJue únicamente le permitía a él, nadie más tenía las agallas.

En respuesta Mingjue dio un sonido que parecía más un gruñido que una silaba y como Lin LuHan lo conocía tan bien, comprendió lo que significaba.

- Correcto, iré contigo entonces.

El doctor se adelante y abrió la puerta para el general, el cual lo miró entrecerrando los ojos al pasar junto a él.

- Perfecto, ya está la caja, ahora a cenar.

- Está bien... pero antes me daré una ducha rápida.

- Oh, está bien, no apestas, solo vam...

Lin LuHan estaba tan impresionado que casi se traga su propia lengua, viendo como MingJue se quitaba la camiseta frente a él, exponiendo aquel impresionante torso.

El omega hirvió como una tetera y salió disparado de la habitación.

- Me avergüenzo de mí mismo... - dijo para sí MingJue, pues aquella acción la había hecho con un propósito.

Pasaron unos minutos, tiempo en que el doctor había logrado despejar su mente y se compuso, tenía todo listo. Se había esmerado con la cena y con la excusa de ser una bienvenida no permitió la ayuda de MingJue. Preparo una buena carne con verduras, un vino tinto de buena marca y por supuesto un postre delicioso que era el favorito de MingJue, tarta de limón.

Comienzan a cenar y solo se oía el tintineo de los cubiertos, pero, aunque no era inusual, fue MingJue quien comenzó la conversación.

- Como siempre destacan tus dones culinarios, está delicioso – comentó MingJue llevándose un trozo de filete a la boca.

- Gracias, realmente quería agasajarte, estoy muy feliz de tenerte aquí, eres mi amigo más cercano, teniéndote aquí sé que estaré bien muy pronto.

Por supuesto que LuHan se refería a su brutal divorcio.

En tanto se comenzó a dar una charla más fluida, LuHan comenzó a contarle historia de su época escolar, resultaba ser que él iba a un internado únicamente de omegas, por lo que creció sin el temor que podían tener los de su clase hacia los alfas, tal vez por eso expelía un aura tan inocente y confiado en frente de otros alfas, si era Mingjue quien debía refrenar en la base a los lobos que lo miraban como si fuese un pequeño cordero.

Era un joven muy tranquilo, pero tan querido que a pesar de que no tenía un carácter fuerte, nunca sufrió abusos de ningún tipo, era la clase de persona que aceptaba la culpa que no le correspondía con tal de salvar a sus amigos, un rasgo que ya casi estaba extinto en el mundo.

Conversaron largamente de sus vidas juveniles hasta que solo quedaba la ultima ronda de vino.

- Ya van a dar la once de la noche – anunció el general.

- Si... bueno, supongo que estás cansado, adelante – dijo LuHan llevando los utensilios al lavavajillas.

- ¿Acaso no irás tu a la cama también?

Amor IntempestivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora