10 - 'El crío de Vee'

230K 31.8K 199K
                                    

10 - EL CRÍO DE VEE

Mierda.

Sigo sentada en el jardín, mirando mi móvil. La llamada de Trev que no he respondido. Me paso las manos por la cara, frustrada conmigo misma.

Mierda... he besado a otro. Le he sido infiel.

No sé cómo sentirme a parte de culpable. Una parte de mí necesita decírselo cuanto antes aunque sea solo para que pueda insultarme —porque sé que me lo merezco— y acabar con esto... pero la otra, la egoísta, no quiere decírselo.

Parece que ha pasado una eternidad cuando noto que mi móvil empieza a vibrar. Lo miro, temerosa, y mi miedo aumenta cuando veo el nombre de mi novio iluminando la pantalla.

Vamos, Vee, sé valiente.

Respiro hondo, alargo la mano y respondo a la llamada.

—Trev... —empiezo, en voz baja.

—¡Por fin! Te he intentado llamar todo el día —me dice alegremente—. Supuse que estarías cuidando a la niña y que no te dejan usar el móvil.

—Tengo que decirte algo import...

—Tus padres también quieren hablar contigo, por cierto. Me han llamado para que les cuente los cotilleos de lo que estás haciendo, pero no le digas que te lo he dicho.

—Oye, escucha...

—Además, no...

—Trev, he besado a otro chico.

Silencio. Horrible silencio.

Siento que mi cuerpo entero se tensa a medida que pasan los segundos sin que él diga nada. Me paso una mano por la cara, conteniendo las ganas de seguir hablando. Necesito que diga algo. Lo que sea. Aunque sea un insulto.

Casi creo que me ha colgado cuando, por fin, lo escucho murmurar un:

—¿Eh?

—Lo siento —le digo, porque no tengo nada más que decir.

No voy a ponerle excusas. No las hay. No quiero quitarme responsabilidad. Puede que Ramson haya sido el que me ha besado, pero yo podría haberme apartado y no lo he hecho. O podría no haberlo disfrutado. Y... lo he hecho. Demasiado. Tanto, que ahora mismo estoy furiosa conmigo misma. No quiero ni pensar en lo que sentirá Trev.

Él vuelve a tardar unos segundos en responder.

—Si es una broma es un buen momento para decírmelo y que los dos nos pongamos a reír.

—No... no es una broma.

Escucho un carraspeo al otro lado de la línea, como si intentara encontrar su propia voz.

—Yo... yo no... —y no me dice nada más, se le corta la voz.

—Sé que quizás no es el mejor momento para que te enteres, pero...

—Pues no, Vee... no es el mejor momento. Creo que es el peor, la verdad.

Eso último me deja un poco confusa.

—¿Por qué?

—Porque estoy en la misma ciudad que tú. Con tus padres.

Abro mucho los ojos y me pongo de pie. Oh, no.

—Si es una broma —murmuro—, es un buen momento para decírmelo y que los dos nos pongamos a reír.

—No... no es una broma.

¡Mierda!

—¿Estás en Braemar?

—Sí. Iba a ser una sorpresa —suelta una risita nerviosa, tensa—. Pero veo que la sorpresa acabo de llevármela yo. Qué alegría.

La reina de las espinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora