Toda mi vida había tenido frío, sentí el primer calor de mi vida cuando le abracé. La observo completamente en silencio. Con mi pulgar trazó una línea sobre su frente, cruzando su nariz hasta llegar a sus labios. La veo moverse entre las sábanas y me hace reír lo hermosa que puede lucir ojerosa y con su cabello desordenado. -Buenos días floja. -Le digo. Se que ya está despierta, lo sé por la pequeña sonrisa que se ha formado en sus labios al escucharme. ¿Quieres dejar de hacerte la dormida nena? -Veo su sonrisa hacerse más amplia y sin poder evitarlo me inclino para depositar un pequeño beso sobre la comisura de sus labios. La miro un poco más y recuerdo las cosas que tengo hoy por hacer. -Es hora de irme. -Digo levantándome de su cama. -¡No! -Exclama mientras sus pequeñas manos me toman por el cuello haciéndome recostar sobre su pecho. -Todavía es temprano. -¿Y si tú padre me encuentra aquí? -Pregunto mientras sonrío y me escondo en su cuello. -No lo hará. -Está bien. -Sonrío. -No me vayas a violar. -Digo al sentir sus manos deslizándose por mi espalda. -Tuve toda la noche para hacerlo y no te hice nada. -Hm ya, tenemos todo el día ¿no lo quieres considerar? La oigo reír y luego siento sus labios cálidos sobre los míos. Nora. ¿Cómo llegamos a esto cariño? Prométeme quedarte conmigo para siempre.All Rights Reserved