Cuando Catallena Heller decide volver a tocar el piano, se encuentra con que le falta algo importante: No sabe conectar sentimentalmente con la música. Escéptica, se niega a la posibilidad porque es imposible saber qué piensan los muertos, y se juzga incapaz de cumplir con la tarea de conectarse emocionalmente a los compositores. Al día siguiente de su clase de piano, despierta con un agitado Ludwig van Beethoven en la puerta de su departamento. Es solo el comienzo de una aventura de auto-descubrimiento a través de la música, partituras, y músicos clásicos perdidos en el siglo XXI.