Waylon observó atemorizado como la enorme barrera de humo negro se abalanzaba sobre él. Desesperado, intentó encender el auto, girando la llave, sus manos temblaban. Pasaron uno, dos minutos, y el motor del auto no parecía tener intenciones de dejar escuchar el satisfactorio sonido de arranque que el técnico quería escuchar. ⚠️ WARNING⚠️ LEER CAPÍTULO 0 DE ADVERTENCIA AL LECTOR