A estas alturas del entrenamiento ya ni siquiera sabían que era lo que aceleraba más el corazón, si la caminadora o el chico del gimnasio al que tanto aprecio le había tomado.
A estas alturas del entrenamiento ya ni siquiera sabían que era lo que aceleraba más el corazón, si la caminadora o el chico del gimnasio al que tanto aprecio le había tomado.