En el peor momento de mi vida, en aquel preciso instante donde quise morir. Las lágrimas caían por mis ojos, el llanto más desgarrador, sentía que me faltaba el aire. No podía más, no pude más. Mi cuerpo poco a poco se iba apagando, la sangre se deslizaba por mis piernas y mis gritos fueron olvidados. Aquella noche me cambió la vida, nunca volví a ser la misma, pero en aquel eco de oscuridad, una luz vino para salvarme. Un ángel caído del cielo, él me rescató de la penumbra, él fue mi salvación.
Dos personas aparentemente diferentes, no teníamos nada en común, pero nos encontramos en el momento menos oportuno. Con mis miedos agarré su mano y dejé que guiara mi camino, lo que yo no sabía fue que tras aquella salvación, él llegó para quedarse.
Fue un ángel caído del cielo, fue mi deseo pendiente, fue ese rayo de luz que me iluminó en la oscuridad. Alejandro Balde fue mi bendito castigo.