Como una gran escoria es mi deber educar a las pequeñas escorias
22 parts Ongoing MatureDicen que para alcanzar la felicidad absoluta, primero hay que superar muchas pruebas. Solo entonces, si tienes suerte, podrás encontrar el camino hacia un mundo donde existan más colores que el negro y el gris.
Según la lógica del universo hay que sufrir para poder ser amado de verdad.
El dolor, aquí, es una condición previa al amor.
Sin cicatrices, no hay recompensa.
Y sin embargo, un día, nacieron unos cuantos rebeldes.
No eran protagonistas, ni figuras importantes.
Eran pequeños personajes sin nombre, figuras de fondo. Pero aun así, alzaron la voz al cielo, gritando su desagrado ante la injusticia que se repetía sin pausa, el sufrimiento de la pequeña flor, esa criatura pura que debería crecer hermosa, sin daño, sin dolor, sin lágrimas.
Ella no debería haberse marchitado antes de florecer.
Así que el personaje secundario decidió actuar.
Ajustó con calma la correa en el cuello de la escoria más grande del mundo. El sonido del cuero tensándose cortó el aire. La escoria se revolvió, se burló, escupió su desprecio: "¿Y tú quién diablos te crees...?"
El personaje secundario se inclinó, lo acercó hacia sí con un solo tirón y lo miró de frente, sin rastro de emoción.
Sonrió sin sonreír y dijo con voz baja y ronca: "Vas a desear tanto no haber abierto la maldita boca frente a mí."