«Amor, amor, amor, nadie se resiste a las garras del amor. Así que corran señor y señora Santos, que las mías pronto caerán.»
Ante las cámaras, son el matrimonio perfecto, la envidia de todos, la historia de amor ideal. A puerta cerrada apenas se ven, apenas se hablan, apenas pueden soportar respirar el aire del otro, salvo, cuando se trata de compartir cama. De ahí no hay escapatoria. Ambos son adictos a la piel del otro.
Álvaro Santos, un director de cine reconocido, joven y apuesto, con una billetera llena de dinero. Siempre fue un hombre reservado, la prensa siempre obtenía migajas de su vida. Hasta que apareció ella.
Keila Santos, una crítica de arte destacada, atractiva y coqueta, dedicada a su profesión. Siempre silenciosa y recelosa con las cámaras. Hasta que se encontró con él.
Un viejo arreglo entre familias, un percance en la boda y sin darse cuenta ya llevan más de un año y seis meses de casados. Y lo peor de todo: tienen al mundo maravillado con su romance. Pero ¿Qué pasa cuando esta es una mentira? Un viaje por alta mar podría ser la solución a sus problemas, la farsa podría volverse realidad, si es que logran engañar al periodista a bordo.
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Abbie tiene un problema y la solución está en la puerta de al lado.
¡Ella no ha hecho nada malo! Sin embargo, su excompañera de hermandad la ha puesto en un aprieto en donde su futuro universitario pende de un hilo.
Con el tiempo corriendo, pánico y una mejor amiga experta en dar soluciones, Abbie explora las opciones, pero no tarda en darse cuenta de que Damiano, el frío jugador de hockey y su ceñudo compañero de piso, es la respuesta.