En el abismo ardiente, donde el fuego nunca muere, El infierno es eterno, un lugar de sufrimiento y dolor. Las almas perdidas, condenadas por su maldad, Anhelan la redención, pero solo encuentran oscuridad. El infierno es eterno, el cielo también, En el juicio final, los pecadores deben desaparecer. El pecado consume, como una llama voraz, Pero solo en la redención, encontraremos paz. En lo alto del firmamento, donde las estrellas brillan, El cielo también es eterno, un lugar de paz y amor. Las almas puras, bañadas en luz divina, Alcanzan la eternidad, en un paraíso sin fin. El infierno es eterno, el cielo también, En el juicio final, los pecadores deben desaparecer. El pecado consume, como una llama voraz, Pero solo en la redención, encontraremos paz. El juicio de Dios es justo, su luz guía nuestro camino, Los pecadores deben desaparecer, para encontrar su destino. En el eterno abrazo del amor divino, El pecado se desvanece, y la redención se alcanza en el destino. El infierno es eterno, el cielo también, En el juicio final, los pecadores deben desaparecer. El pecado consume, como una llama voraz, Pero solo en la redención, encontraremos paz. En el vaivén de la eternidad, el destino espera, Donde el infierno es eterno, pero el cielo también.
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