15 parts Ongoing El apellido LaRusso siempre había significado algo en el Valle: prestigio, historia, un legado de campeones. Para muchos, Beth no era más que una cara bonita con un apellido poderoso. Pero ella se negó a ser solo eso. Desde pequeña, aprendió que el mundo podía ser cruel, que las expectativas ajenas podían encadenarla si lo permitía. A los seis años, sufrió su primera humillación pública, una que la marcó y la llevó a prometer que nunca más sería vista como solo una niña bonita.
Beth se convirtió en una fuerza imparable. Políglota a los nueve, modelo y actriz a los ocho, y campeona en múltiples disciplinas a los diez. Dominó el kung fu, el boxeo y el karate, y con cada victoria, dejaba en claro que su nombre no era solo un eco de su padre adoptivo, sino un símbolo propio de esfuerzo y sacrificio. Sin embargo, su vida no fue solo triunfos. Durante un intercambio en Hong Kong, sufrió acoso y aprendió de la peor manera que la fortaleza externa no siempre protegía el alma. Fue allí donde conoció a Axel, quien la ayudó a endurecerse, a convertirse en alguien que nadie pudiera lastimar jamás. Pero en el proceso, perdió algo más que su inocencia: perdió la capacidad de sentir.
Axel y Peter, su mejor amigo de la infancia, fueron quienes la ayudaron a reencontrarse a sí misma. Aprendió que la venganza y el dolor ajeno no llenaban los vacíos en su corazón, que ser fuerte no significaba ser cruel.
Beth ya no era la niña que soñaba con encajar. Era una guerrera, una sobreviviente, alguien que había sido golpeada por la vida una y otra vez, pero que siempre se levantaba. Sin embargo, la pregunta seguía ahí, flotando en su mente: ¿Hasta cuándo podría seguir luchando sin perderse a sí misma?