3 parts Ongoing MatureLa guerra había dejado cenizas, sangre y una corona rota. Los cuerpos de sus hermanos ardieron en el aire y en la tierra. Su madre, Rhaenyra, fue devorada por el fuego de la traición. Pero Jacaerys Velaryon no cayó.
Montando a Vermax, con la furia de mil tormentas en el pecho, descendió sobre Desembarco del Rey. En su mano, la espada de su abuelo Daemon; en su mirada, la rabia heredada de todos los Targaryen antes que él.
Fue así como mató a Aemond el Tuerto, arrancándole la vida mientras Vhagar se desangraba bajo los colmillos de Vermax. Luego, a Aegon el Usurpador, lo sacó de su lecho de podredumbre y lo arrojó a las llamas frente a la Fortaleza Roja.
Y entonces, cuando la ciudad ardía y los verdes gritaban piedad, Jacaerys se coronó. Ya no como Velaryon, sino como Jacaerys Primero Targaryen, el nuevo Rey Dragón. El apellido de su supuesto padre ya no significaba nada. Velaryon había muerto con su casa y su flota. Ahora, sólo quedaba el fuego.
A su lado, inseparable, estaba Lucerys.
El único omega Targaryen que sobrevivía. Silencioso. Herido. Nunca se había desarrollado, no del todo. Tal vez el dolor había detenido el florecimiento de su cuerpo, pero no el vínculo con su hermano.
Jacaerys lo protegía como se protege a un corazón herido, un corazón que aún late. No había trono, ni corona, ni reino que valiera más que Lucerys. Lo llamaban el "Rey Bastardo", y a su hermano el "Omega roto". Pero quien osaba pronunciar tales palabras... encontraba su lengua sobre una bandeja de plata.
"¿Cómo te atreves a insultar a mi sangre?", rugía Jacaerys.