1

67 55 15
                                    


Narra Hanna

Me encontraba con Bruno en mi oficina viendo las pistas sobre el asesinato de Nicole Hernandéz, una española de 27 años de edad, su cuerpo fue encontrado en un callejón por un anciano que pasaba por ahí y se percató del estado putrefacto de la mujer.

Llegamos en el auto y colocamos una cinta amarilla para que nadie pasara, me acerqué al cadáver por primera vez y observé que tenía marcas de golpes por toda la cara y parte de los brazos, también tenía un hoyo provocado por algún cuchillo que fue lo que la mató. También cortadas profundas por toda la espalda y parte de sus piernas. Un gran camino de sangre se encuentra debajo de ella, debíamos llevarla con los forenses para ver que podíamos encontrar sobre ella.

Encontramos que su única familia era su novio Alessandro Coppolo con el que vivía en un apartamento pequeño al sur de Grosetto antes de morir. Tendríamos que ir a hacerle unas preguntas sobre la muerte de Nicole.

—Tenemos que ir Hanna, mientras más rápido hablemos con él más oportunidad tendremos de encontrar al o los culpables—dice Bruno, asiento sabiendo que tiene razón y que mientras más rápido acabemos con esto mejor.

—Vamos— digo colocandome mi chaqueta de cuero negra sobre mis hombros, hace mucho frío afuera y no estoy acostumbrada al clima de Italia todavía.

Me llamo Hanna Marshall, tengo 24 años y nací en los Estados Unidos, para ser más específica en Atlanta, Georgia. Me gradué de Quantico a los 22 años y viví en Oregón por un tiempo antes de mudarme a Grosseto por una oferta de trabajo que me pareció excelente. No sabía lo que me esperaba, pero estaba muy feliz de haber conseguido este puesto. Unos meses luego de mudarme a Italia conocí a Bruno D'alonzo quien me enseñó muchas cosas sobre el pueblo que no sabía ya que en mi país no nos enseñan cosas de otros lugares, solo de los Estados Unidos. Nos volvimos amigos además de ser compañeros en la estación de policía, realmente aprecio su amistad a pesar de conocerlo desde hace poco.

Salimos de la estación y subimos al auto, el empieza a manejar hasta llegar a la dirección que Dante, uno de nuestros compañeros analistas, nos otorgó luego de buscarla en la computadora de la estación.

Bajamos del auto y subimos por las escaleras del edificio para llegar al piso de Carlo. Al no ser un sospechoso no lo tenemos que interrogar en la estación, podemos hacerle las preguntas aquí.

Bruno empuña una mano y toca dos veces a la puerta de Carlo. Esperamos un rato y no hay respuesta de su parte, nadie nos abre.

-Policía, ¡abra la puerta!- grita Bruno con su perfecto italiano que me encanta.

Siguen sin abrir o contestar. Bruno y yo nos miramos, el tira la puerta de una patada.

Cuando entramos al apartamento vimos a Carlo intentando salir por la ventana. Corrí detrás de él y justo cuando lo iba a atrapar el salta al basurero. Sale de ahí y corre. Miro a Bruno y ambos corremos bajando las gradas del apartamento. Salimos del lugar y nos subimos al auto de policia.

Empezamos una persecución y llamamos a todas las unidades para detenerlo. Seguro él la mató y la tiro en aquel lugar para no levantar sospechas.

Ibamos detrás de él en la calle, llegamos al muelle y ahí saltó al óceano para que no lo pudieramos atrapar. Demonios.

Bruno se parqueó y alquilamos un bote para seguirlo en el óceano y poder atraparlo, mi compañero aceleró hasta quedar a la par de Carlo. Bruno se detuvo y yo sin dudarlo salté de nuestro bote al del fugitivo.

El me intentó dar un pupetazo, pero lo esquivé, me empujo y casi pierdo el equilibrio. Por suerte pude sostenerme del jalador para no caer al agua. El oceano y yo no somos muy amigos.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Apr 26 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Más que enemigos [Editando]Where stories live. Discover now