Prólogo

3.5K 136 13
                                    

Voy a hablar de los sentidos humanos. Esos cinco que todos conocemos. Aunque hay quienes aseguran poseer seis, por el momento, yo solo tengo constancia de los cinco originales: el gusto, el olfato, el tacto, el oído... y por último, el único que lleva artículo femenino, la vista.

Pero... mejor hablemos con detenimiento de ello, un poco más adelante. Lo que quiero decir con esto, es que, por mucho que digamos, por mucho que presumamos, no nos podemos considerar el animal más inteligente del planeta, cuando no somos capaces de valorar lo que poseemos, sin tener la necesidad o el miedo de perderlo.

Nos ocurre muy a menudo, con las personas que están a nuestro alrededor. Tenemos a alguien que nos quiere de verdad a nuestro lado, alguien que nos entrega, como mínimo algo que jamás vas a recuperar; su tiempo. Además, nos escucha, nos aconseja, trata de comprendernos.... ¿Y qué hacemos nosotros/as? Pues normalmente, no valoramos hasta que deja de hacerlo. Hasta que, por voluntad propia, o por cosas del destino, deja de estar a nuestro lado, deja de regalarnos su tiempo, sus oídos, sus palabras... sus abrazos. Es entonces cuando descubrimos, lo indispensable que todo eso, era para nosotros. Pero quizás para ese entonces, ya sea demasiado tarde.

Cabe destacar que no siempre es así. Existen algunos/as lo suficientemente inteligentes, como para valorar a sus seres queridos antes de perderlos. Yo personalmente, admiro a esas personas capaces de dar un abrazo a tiempo, de no tragarse un "te quiero". A esos valientes, que agarran el teléfono una hora después de haber discutido y hacen una llamada simplemente para decir: "Lo siento, no sé si tu tienes razón, o la tengo yo, pero te valoro más que a mi orgullo y por eso, te pido perdón". A ellos y ellas, los admiro.

Y también, a aquellos que saben elegir entre el bien y el mal. Que saben distinguir entre una persona que les da amor, de una que solo les da diversión. Una que los mira solamente con los ojos, de una que los mira, realmente con el corazón. Quizás, si fueran esos seres humanos los que dirigieran el mundo, la tierra estaría gobernada por los sueños y la esperanza, en vez de por la corrupción y la decepción.

Pero bueno, me estoy yendo por las ramas, o en mi caso sería mejor decir "por las nubes", y no tengo demasiado tiempo para lo que les quería contar, así que voy a tratar de reconducir la explicación.

¡Ya lo recuerdo! Estaba a punto de hablarles sobre algo, que absolutamente ninguno de nosotros, valoramos. Y ese algo, es sin lugar a dudas, lo más importante que todos poseemos; LA VIDA.

Si amigos/as, LA VIDA. Esa, que todos en algún momento, creemos tener comprada. Esa que nos parece larga, eterna e incluso bastante jodida a veces. ¿O me van a negar, que nunca han dicho eso de: "¡Que injusta es la vida!", o el famoso: "¿Por qué a mí"?.

¿Se han parado a pensar en algún momento, por qué nos hacemos esa pregunta cuando ocurre algo malo? ¿Por qué tenemos la maldita sensación todo el tiempo, de que el mundo gira a nuestro alrededor y hay un maléfico plan en nuestra contra para fastidiarnos LA VIDA?.

Puede que el motivo sea porque en lo más profundo de nuestro interior, sabemos que no lo estamos haciendo bien. Que hasta ese preciso momento, esa "vida", no la hemos valorado como deberíamos. Y claro, cuando llega algo que va a cambiar el rumbo de la misma, "supuestamente" para mal, pues nos asustamos, lloramos, maldecimos al mundo, sin pensar que puede ser tan solo una señal, un aviso de:

"¡Ey! Tienes una infinita cantidad de maravillas a tu alrededor, o empiezas a valorarlas ya, o te las quito.

Att: TU VIDA".

Exacto... porque ahí está la clave: es TU VIDA y por lo tanto, eres tú, el encargado o la encargada, de conseguir que ésta sea lo menos jodida y más feliz posible. Pero si en algún momento de tu infancia, alguien te aseguró que iba a ser eterna, siento ser yo, quien te informe de lo contrario.

Tranquilos/as, yo también lo descubrí hace muy poco tiempo. Hace exactamente, dos semanas... Aunque si te soy sincera, siento como si hubieran pasado dos años. Y no precisamente porque los días hayan transcurrido rápido. Sino porque, 336 horas, es mucho tiempo, cuando utilizas todos y cada uno de sus minutos. Lástima, que dos semanas en la vida de una persona, no signifiquen nada, a menos que... sean las últimas, antes del final.

El final... ¿El final de qué, exactamente? Una vez escuché en una película, que cada final es un nuevo comienzo. ¿Están de acuerdo?.

FINAL, FINAL, FINAL... está científicamente probado, que la palabra "Final", al ser escuchada o leída, produce un aumento en el ritmo cardiaco de los seres humamos. Esto quiere decir, que es tan grande el miedo que tenemos a todo lo que implica el significado de esa simple unión de letras, que el sencillo hecho de escucharlas nos pone nerviosos/as.

Si lo pensamos detenidamente, tiene su lógica ¿No? ¿Quién quiere que las cosas buenas acaben? ¿Quién quiere que un amor termine? Nadie. Aunque contradictoriamente, mientras están sucediendo, en lo único que pensamos es en el final. ¿Cuánto durará? ¿Cómo acabará? ¿Qué pasará después? Y mientras pensamos y tenemos todo eso... el resto va sucediendo.

El Final... Ahora sí, lo puedo sentir... La luz incide con tanta fuerza en mis ojos, que la vista comienza a volverse borrosa. Sé que no estoy sola, pero lamentablemente, ya no soy capaz de distinguir nada, ni a nadie... Escucho ruido de máquinas, voces de personas.. Y honestamente, corroborando la teoría de ese estudio científico, mi corazón late a toda velocidad y tengo un pánico atroz. Pero por desgracia, eso ya no sirve de nada... Lo hecho, hecho está... Y lo vivido, ahí quedará...

Enredo mis manos en la sábana, con todas las fuerzas que poseo. Como si fuera a bordo de un tren descubierto, a miles de kilómetros/hora, por un túnel oscuro, a riesgo de caer al vacío en cualquier momento.

Pero no voy a caer... voy a llegar... voy a alcanzar la luz, así la velocidad de mi tren se triplique a cada segundo... Ya la alcanzo... Estoy entrando... Cierro los ojos... Contengo la respiración unas milésimas de segundo... y por fin, puedo suspirar profundamente... Entonces, cuando exhalo la última partícula de mi oxigeno... la luz se apaga.

Si leyeron bien... La luz se apaga.

Y ahora, que ya conocen el final de la historia, ¿Qué les parece si juntos, aprendemos a disfrutar del camino? Porque sí, hay un camino. Un camino, que con gusto les contaré, si están dispuestos/as y me prometen, que lo leerán sin tristeza, disfrutando cada letra, apasionándose con cada palabra, enloqueciéndose con nuestras locuras... ¡Ah sí! "Nuestra", porque este camino, no lo recorrí yo sola. Y les aseguro que ELLA, es la mejor parte de la historia.

Sólo les quiero dar un último, o primer consejo (según como lo miren). A partir de ahora, no crean en todo lo que ven (o leen), ni necesiten ver para creer, pues las cosas más extraordinarias, hay que creerlas primero, para poder verlas.

Y si en algún momento, he sido demasiado dura o "sabelotodo", ruego que me disculpen. Intento hablarles de mi experiencia, que no necesariamente tiene que ser la de ustedes. Por eso no soy nadie para aconsejarles, al contrario de lo que dije en el párrafo anterior. Todos tenemos derecho a tropezarnos las veces que haga falta. De hecho, si yo no hubiera tropezado, probablemente ni les estaría contando esto. Así que, tropiecen, caigan, véanse cara a cara con las piedras de su camino, como si estuvieran en un ring de combate. Pero después, levántense aprendan a saltarla, maravíllense con las mariposas que revolotean, mientras ustedes están pendientes de no caer, y sobretodo... VIVAN el ahora, a ti concretamente... quiero pedirte algo: Olvida por unos minutos, esos finales que hayas experimentado a lo largo de tu vida. Olvida todo aquello que te hace estar triste, que te da miedo. Si esa persona no te quiere, olvídala también por un instante. Y si por el contrario te quiere, ámala y díselo en cuanto termines de leer. No esperes más.

Olvida las veces que te hayan roto el corazón. Es el "músculo valiente", tarde o temprano, se recompone, ya lo verás. Olvida si tienes algún dolor, alguna preocupación, exámenes, estrés, dificultad económica. Olvídalo todo por un momento y acompáñame en mi pequeña aventura. Y si por casualidad te estás preguntando qué vas a ganar tú con hacer eso, pues me comprometo y te prometo, que lo mínimo que voy a conseguir será... hacerte sonreír.

Ah por cierto, aún no me he presentado. Soy... les diría mi nombre completo, pero como estamos en confianza dejémoslo en que para ustedes, mis amigos/as, soy simplemente, Luisita.

Creer para verDonde viven las historias. Descúbrelo ahora