« ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 1 »

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"Ojalá no me hubiera levantado de la cama hoy..."

Era el pensamiento que desde hace varias horas se había instalado en la cabeza de Midoriya, sin intención de abandonarla. A pesar de que el día había empezado normal, como cualquier otro y sin ningún contratiempo, quizás el fallo había sido suyo por prestarle atención a Kaminari Denki.

¿Cómo no lo intuyó?

Debió haberlo sabido.

Si no le hubiera hecho caso a su loca idea, su cuerpo no estaría en ese estado. Totalmente sudado, agitado, caliente y deseoso. Necesitaba calmarse. Y sabía cómo...

El problema era a la hora del tipo de fantasías que necesitaba o eran necesarias para que su "animado" músculo se relajase por completo.

Tragó saliva y deslizó su mano por su pecho, lentamente, redondeando uno de sus pezones con uno de sus medianos dedos; acción que le arrancó un escalofrío y un suspiro a la par. Bajó por su pecho y abdomen ejercitado, temblando al dar caricias sobre su vientre, que no tardó en contraerse debido a las cosquillas que viajaron directamente a esa parte que pulsaba con urgencia y pasión, cada vez más fuerte y constante, con solo imaginar que venía ahora.

El leve roce de sus dedos contra su erección, le hizo temblar y estremecerse, a pesar de la fina tela del pantalón de pijama y ropa interior que evitaba un contacto más directo. Suspiró de nuevo, dándole un rápido vistazo a su habitación a oscuras, apresando su labio inferior entre sus dientes. Rápidamente, agarró las sabanas de su cama y se cubrió completamente con ellas, ocultando totalmente su cuerpo. Estaba tan avergonzado por lo que estaba a punto de hacer.

No quería que nadie escuchara el repertorio de gruñidos, jadeos y gemidos que estaba a punto de comenzar.

Cerró los ojos y con el dedo índice, corazón y anular, acarició la dura extensión que se elevaba dentro de su pantalón, haciendo una pequeña carpa; provocando que oleadas de placer recorrieran su cuerpo, nublándole poco a poco el juicio. El ritmo e intensidad aumentaba con cada roce casi inconscientemente, haciéndolo desear cada vez más y más placer con el paso de los minutos.

Suaves jadeos no tardaron en salir de su garganta sin que pudiera contenerlos. Era bochornoso dejar salir ese tipo de sonidos, pero justo en ese momento, era lo que menos le importaba. Necesitaba aliviarse.

Conforme pasaba el tiempo, el sudor afloró en su piel, provocando que algunos de los mechones de su revoltoso cabello verde y parte de su flequillo se pegaran a su frente y nuca. Sentía los fuertes latidos de su corazón golpeando contra su pecho, los músculos de su cuerpo tensarse cada vez más y su miembro volverse más duro, caliente y palpitante. Necesitaba más contacto.

Lentamente bajó su pantalón y bóxer dejándolos a la altura de sus muslos, liberando su pene y ahogando un suspiro de alivio al sentirlo libre de aquella prisión de tela. No podía ver demasiado debido a la oscuridad reinante de la noche en su habitación, pero sabía que estaba listo para empezar con lo realmente serio. Con nerviosismo, agarró su erección entre su diestra, comenzando un suave vaivén medianamente rápido.

—T-Todoroki-kun... —Susurró conforme aumentaba el ritmo. Era bastante estimulante pronunciar aquellas 8 letras que componían el apellido del responsable de su estado, que también era su mejor amigo.

Demasiado estimulante, a decir verdad.

Rápidamente su mente comenzó a llenarse de imágenes de ellos dos completamente desnudos y haciendo cosas nada sanas para ayudar a su salud mental a mantenerse intacta. Todoroki lo tomaba fuertemente de las caderas y embestía rudamente contra su cuerpo, introduciendo sin control su potente, duro y candente pene en su apretado y cálido interior, mientras susurraba lascivas palabras contra uno de sus sensibles oídos, lamiendo el lóbulo de la misma.

¡La culpa es de la revista! |TODODEKU +18| © Where stories live. Discover now