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El calor del verano no era nada comparado a lo que estaban ahora, llevaban alrededor de tres meses lejos de casa, y luego de haberse graduado y todo el drama de fin de año habían tomado de inmediato ese trabajo prometido.

Molly se había sentido muy mal al saber que ya tendrían que volver a irse, y por más tiempo, pero con la promesa de volver para los días festivos, eso la dejó más tranquila.

La que compartía con su equipo de trabajo estaba vacía, pero ellos llenaban cualquier lugar.

-Vas a tomar café? – Bill le preguntaba persiguiéndole por el lugar.

-Sí – Jossette le sonreía.

-Llevamos tres meses en Egipto y sigues tomando café como si estuviésemos en Londres, ¿no te mueres de calor? – se abanicaba con la mano.

-No deberías haberte acostumbrado ya al calor? –

-No puedo acostumbrarme al calor Jossette, ni el verano en la madriguera solía ser tan sofocante – se sentó en la silla dejando su vaso de agua en una mesita que había – ¿y en Francia hacía este calor?

Jossette se acercó hasta él sentando en su contraparte, mirándolo de frente dejando la taza de café encima de la mesita frunciendo el ceño.

-Sabes... - pensó un momento – no tengo muchos recuerdos de Francia, siempre he pensado que es porque pasó hace mucho tiempo, y los que tengo se sienten... fríos.

-Pero fuiste a Francia hace poco, cuando fuiste a Beauxbatons – tomaba de su agua que ya se había entibiado.

-Sí y eso lo recuerdo muy bien, pero no puedo recordar antes de Hogwarts, es como si me hubiesen borrado la memoria.

-Te preocupa eso? – le tomó la mano.

-No – le sonrió – si lo olvidé no era tan importante como creo – miró su reloj.

Bill se dedicó a contemplarla mientras ella intentaba mirar la hora en el nuevo reloj que Adeline le había mandado desde París, se notaba que era extremadamente caro y solo tenía líneas en vez de números y eso le dificultaba más al momento de tener que leerlo.

-Llevamos tres meses aquí cariño – Bill rompió el silencio haciendo que Jossette se rindiera y lo mirara – quieres hablar?

-De qué? – volvió a fruncir el ceño.

-Sabes a lo que me refiero, he sido paciente porque sé que es duro, y no tan solo para tí, para mi también lo fue, pero creo que es momento de hablarlo.

-No quiero, no creo poder – se encogió atribulada.

-Jossette – le buscó la mirada – no tan solo Mae murió, sino que hiciste una maldición imperdonable, eso es...

-Terrible – le interrumpió avergonzada.

-Excepcional – le dijo asombrado – no cualquiera puede hacer una maldición imperdonable y ciertamente en los libros no te enseñan como hacerlas.

Jossette se quedó seria mirándolo, se apoyó en el respaldo de la silla cansada.

-Tienes que desearlo.

-Qué? – preguntó intrigado.

-Para hacer una maldición imperdonable tienes que desearlo, para un crucio tienes que desear que la persona sufra, para el imperius desear que la persona haga lo que quieras y claramente, para un Avada kedavra que la persona muera.

-Quien te dijo eso? – volvió a tomar un sorbo de su agua entibiada.

-Una voz, cuando Mae me pidió que la matase una voz en mi cabeza lo dijo.

|F|r|a|g|m|e|n|t|e|d| Morrié Stories.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora