El dolor de tus espinas.

Mis manos al querer admirar tu belleza, quedan lastimadas, espinas quedan clavadas, sangrando sin parar mientras empeoran las heridas, debidos a tus traumas, quieres envenenar mi mente siendo complejo, provocando un vaivén de emociones que afectan a "tu complemento". Ya esta rosa estaba marchita, pero veía belleza en ella, quise cuidarla como si fuera yo, abandonando mi ser, mi pensar y mi querer... Pero seguía atraída por su hechizo, tan hipnotizante y profundo, que llego a mi corazón, transfiriendo su sufrimiento y queriendo que sufra junto a ella, para que esta vez la lastimada sea otra.

"Oh, querida, rosa, déjame ir de tus espinas, líbrame del dolor que provoca mi ser" suplicaba ser liberada, quería ser libre como un águila. Sin embargo, algo me decía que me quedara con la rosa, la hermosa flor que no quería despedirse de su cuidadora por querer su atención un poco más, ya que a esta le había encantado como la amaba, pero era demasiado que podía llegar a agobiarse o tal vez, se alimentaba de su querer, para crecer sana y salva mientras le quitaba el brillo de su protectora.

-Ashley Reinoso.