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Tobirama, como buen estudiante universitario que era, amaba y agradecía a quien se había inventado el café y sus diferentes tipos. Una taza de aquel líquido era un escalón más a la felicidad. Sentado en una de las mesas de la cafetería Konoha, una de las mejores cafeterías de Tokio, espero a que le trajeran su café, era cliente fijo del lugar, así que los trabajadores ya conocían bastante bien su pedido. Se mordió el labio inferior pensativo, mirando el libro y el cuaderno de apuntes que tenía abiertos sobre la mesa. Hoy habían salido más temprano de la universidad y como todos los días, se había dirigido a la cafetería que quedaba a un par de cuadras de su universidad para tomar un café. Normalmente lo pediría para llevar, pero hoy tenía más tiempo.

Aparto la mirada de su libro, mirando la hora en la pantalla de su teléfono que estaba encendido, parpadeo y miró curioso la cafetería, únicamente estaban él y una pareja en el otro extremo del local, volvió a mirar la hora en su teléfono. Ya se habían tardado con su café. Estaba seguro de que las camareras que tenían turno sabían que se encontraba ahí, puesto que se había topado con Eri justo en la entrada.

Suspiro, bueno, tal parecía que tendría que pararse e ir y ver que ocurría con su preciado café. Cerro el libro y la libreta, guardando su teléfono en su chaqueta, el resaltador amarillo que había estado usando para marcar partes importantes en su libro rodó sin darle tiempo a agarrarlo antes de que cayera al suelo debajo de la mesa, suspiro irritado y bajo la cabeza por debajo de la mesa, estirando una mano para tomar el resaltador, mientras la otra la mantenía apoyada sobre el borde de la mesa, cuando tomo entre sus dedos el resaltador, una voz lo hizo sobresaltarse, su cabeza salió disparada hacia arriba, golpeándose con la mesa. Soltó una maldición, sobándose la zona afectada mientras volvía a sacar su cabeza, esta vez con más lentitud. Miró hacia arriba al causante de su pequeño y patético accidente.

—Disculpeme, no era mi intención asustarlo —se disculpo, con su voz sonando preocupada. Hoy era su primer día en aquella cafetería, su mejor amigo le había dicho que ahí estaban necesitando personal así que no se lo había pensando mucho, vistiendose con lo mejor que encontró en su armario. El gerente de la cafetería era una persona muy amable, y le había dicho que lo pondría una semana a prueba, algo que no le molestó en absoluto.

Él nunca antes había trabajado, ese era su primer trabajo y estaba nervioso, no quería que nada saliera mal en su primera semana de prueba, conseguir el trabajo dependía única y exclusivamente de su forma de tratar y atender a los clientes. Había visto al albino cuando había salido de terminar de ponerse su delantal amarrado a su cadera, así que se había acercado hasta él para tomar su orden, lo que menos esperaba era asustarlo y hacer que su cabeza se golpeara con la cabeza.

Tobirama parpadeo, mirando al joven parado frente a él, mirandolo con ojos que ofrecían disculpas sinceras. Había sido tomado por sorpresa, no una si no dos veces. El chico frente a él era hermoso, nunca antes había visto a alguien tan lindo como ese muchacho. Tenía los cabellos negros con unos encantadores reflejos azulados, la piel blanca, como si ese chico no tuviera ninguna clase de contacto con el sol,  su piel se veía suave, Tobirama quiso acariciar aquella piel con sus manos y asegurarse de que realmente era suave. No era tan alto, una cabeza y varios centímetros más bajo que él estaba seguro, y tenía una complexión delgada para ser un chico, no se veía tan "musculoso" como los demás chicos, era, al contrario, de hombros pequeños y delicados, podía ver muy bien los huesos que formaban su clavícula.

Pero, simplemente no fue eso lo que más lo sorprendió.

Fueron sus ojos.

Unos muy hermosos ojos heterocromaticos.

Tobirama juraba por su vida que nunca antes había visto unos ojos tan hermosos como los que ese chico tenía, y menos unos heterocromaticos.

Rojo y Negro.

Era una combinación de colores altamente hermosa y atractiva. Tobirama se encontró perdido en aquella miraba, mirando embelesado los ojos del chico con la mente total y completamente en blanco.

Y después de ese día, nunca más pudo sacar la imagen de ese chico de su cabeza.















Bien we, quedó reculero pero ya que, se suponía que iba a ser un One-shot, pero ya luego cambie de idea y decidí hacerlo un Drablee, aunque creo que quedó muy largo pa' ser uno, en fin, quedó bien feo, prometo mejorarlo en algún momento, espero que les haya gustado

Besitos y abrazos de colores

Hasta la próxima!👋🏻



Okay eso no me gustó._.

Café [Tobisasu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora