¿Un trago?

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Estaban visiblemente nerviosos, conocer a los suegros en un principio había parecido un acontecimiento normal y algo que ambos podían manejar con naturalidad. Acordaron que ambas familias se presentarían en el departamento del peliverde, el cual era bastante espacioso y pronto pretendía compartir con su ahora pareja.

Pero llegando el día la presión les cayó encima, Bakugou perdió la razón intentando verse "decente", lo suficiente para que la madre de su novio lo aceptara en su vida o que al menos no se enfadara por el hecho de trabajar de noche en un bar. E Izuku sudó por completo cada una de sus camisas organizando los detalles de la, nada casual, cena. Sin embargo el ver al otro al borde de un colapso hizo que olvidara todas sus preocupaciones para abrazarlo.- Oye.- Hundió su nariz en las hebras rubias para repartir pequeños besos al rededor de su frente.- Le agradarás, lo sé, todo saldrá bien.- 

- ¡No puedes saber eso! ¿Qué hacemos si esto resulta un desastre? ¿Y si piensa que soy una mala influencia?- Levantó la mirada hacia el pecoso, que lo recibía siempre con una sonrisa tranquilizadora. Intentó por todos los medios cubrir sus tatuajes, pero su pareja lo convenció de dejarlos a la vista en tanto se sintiera cómodo ya que a su madre no le molestaban.

- Aún si resultara un desastre, seguiría detrás de esas nalgas.- Bakugou le asestó un codazo al estomago dejandoló sin aire. Había arruinado el momento, pero se sentía mucho más confiado al respecto.

- Idiota.- Se paró de puntillas para dejar un pequeño beso sobre la frente del pecoso y seguir buscando el outfit que usaría en la noche.


Con cada detalle cubierto, suegros en la mesa y ambos tiesos como un par de tablas, las preguntas comenzaron.

Primero se centraron en Midoriya, ya que Katsuki contaba con ambos padres tomaron la delantera en conocerlo mejor. Preguntas relacionados al trabajo, sus estudios, muchos comentarios sobre su llamativa apariencia y todos muy positivos. Comentaban lo felices que estaban de que su pequeña sabandija encontrara un hombre hecho y derecho. Luego Inko Midoriya, madre soltera, no indagó mucho en detalles, sólo preguntó sobre sus intereses y lo alagó sobre lo guapo que era y lo feliz que veía a su hijo junto a él.

Todo iba relativamente bien, Katsuki se hallaba más relajado y el pecoso hacía su mejor performance de anfitrión. Pero luego, Inko tuvo curiosidad:

- ¿Y cómo se conocieron? Quiero saber la historia de ambos, debe ser interesante.-

Ambos tragaron saliva. ¡¿Y ahora qué?!

Un año antes:

-¿Aún no llega el afortunado de la noche?- Mina reía por lo bajo, llenando un pequeño vaso con hielos. Se acercaba de vez en cuando para que pudiera oírla por encima de la música y molestarlo.

- ¿Y a ti en que te afecta, vieja zorra?.-  Katsuki era un blanco fácil para las burlas de sus compañeros ya que les divertía, por alguna loca razón masoquista, hacerlo enfadar.

No sabía en que momento se había vuelto una rutina aquel extraño habito: una vez por semana elegía a un hombre de la clientela para pasar la noche en su departamento.

Y muchas veces se preguntaba si su pequeño y nada inocente ritual semanal, era producto del aburrimiento o el no poder encontrar a alguien que se ajustara a su ideal de pareja.

Aunque fuera de hombre en hombre, con ninguno de ellos había sentido la "chispa", esa de la que hablan todos y aseguraban era el acontecimiento de sus vidas.

¿Era esa su búsqueda desesperada de llenar un espacio siempre vacante?

¿O de verdad le temía al compromiso lo suficiente para no tener una relación formal jamás?

¿Un trago?Where stories live. Discover now