Capítulo 24 (Editado)

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Balthazar

Observo desde lo alto de las escaleras de mármol como el traidor se pasea por el el amplio y lujoso salón de festividades en donde se llevará a cabo mi primera presentación como demonio corpóreo y mi quingentésimo cumpleaños.

Las personas de altos puestos políticos, los once líderes de las otras sectas -algunos con sus respectivos destinadas- y los miembros de La Corte, se mezclan y fraternizan entre todos mientras los observo entre las sombras y espero a que Valerie arribe al recinto para poder entrar con ella.

Todos mis hombres y mujeres se encuentran estratégicamente ubicados para asegurar la integridad de mi mujer en toda la noche, ya sea como simples camareros o como invitados a la celebración.

Delineo distraídamente el mango de la daga que mi pequeña humana me obsequió hace unas horas y que se encuentra dentro de mi chaqueta del traje. Mis yemas palpan los pequeños detalles de plata, y una media sonrisa se forma en mis labios al tocar el grabado que le mandó a poner.

Son míos.

Mis vellos se erizan con ese pensamiento y mi pecho se calienta al recordar su carita contraída en nerviosismo al no escuchar respuesta de mi parte por su obsequio, su hermosa sonrisa cuando le dije lo que pensaba y la apasionada forma en que la hice mía en aquel closet luego de ello.

El sabor de su piel aún persiste en mi paladar luego de horas, y el sonido de sus gemidos y súplicas retumban en mi cabeza, manteniendo mi miembro engrosado en mis pantalones de traje. El recuerdo se niega a abandonarme y me hace suspirar de frustración al saber que esto pasaría y no haberlo evitado. Le dije que si la follaba me distraería.

Negando, me obligo a dejar de pensarla y, en cambio, observo la alta silueta del traidor, el cual esconde sus verdaderas intenciones con halagos asquerosamente empalagosos a toda mujer que se le cruza. Se lleva a la boca trago tras trago, demostrando un claro destello de ansiedad y nerviosismo que me hace sonreír cínicamente.

Que disfrute de sus últimas horas de vida.

—Señor — llaman a mi espalda, obligándome a dejar de observar al insípido muchacho que se atrevió a intentar confabular en mi contra sin saber que no me llegaba ni a la suela de los zapatos —. Su destinada ha llegado. Troian y Aitor están entrando con ella — declara Alix, uno de mis más fieles hombres.

Mi estúpido corazón se remueve debajo de mi pecho al saber que Valerie por fin está aquí, y tan solo asiento hacia el castaño. Le doy una última mirada al salón y me devuelvo por donde vine para ir en busca de mi destinada.

Dos puertas dobles enormes me dan entrada a la recepción del lujoso salón en el que se lleva a cabo la fiesta, demostrando altas paredes de mármol, con columnas y puertas de tres metros de roble. Nadie se encuentra allí, ya que todos los invitados están esperando por mi llegada y la de mi destinada. No me es difícil encontrar a Valerie cuando esta se adentra por las puertas que dan al exterior, luciendo un vestido completamente blanco y pegado a su figura.

Paso saliva y freno mi paso abruptamente al ver su escote, el cual no deja mucho a la imaginación al ser un vestido de tiras. Mi polla da un salto al ver que sus tetas casi parecen querer escapar del vestido, y quiero gemir cuando bajo la mirada un poco más y veo su vientre redondeado de casi dos meses. Ya no se puede esconder, y menos con el vestido que se abraza a sus caderas y cintura.

—Voy a tomar tu silencio como que te gusta lo que ves y tan solo te estás imaginando las maneras de quitarme el vestido más tarde — bromea Valerie cuando se detiene a unos pasos de mí, dándome una mejor visión de sus tetas y obligándome a volver a tragar grueso.

Balthazar [1]✔️Where stories live. Discover now