Prólogo

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-Quiero que cierres los ojos, solo por unos momentos, muy bien, ahora trata de poner tu mente en blanco, vamos inténtalo, no seas tan pesimista, relajate y cuenta hasta diez, deja de apretar los dientes. Ahora busca en tu memoria, más allá de la cortina de humo blanco, solo es humo, no una pared de tabiques, ¿Qué ves? ¿Que se esconde más allá de la niebla?

-Árboles

-¿Árboles?

- sí, árboles

- ¿Qué clase de árboles?

-Estan heridos

-¿Cómo dices?

-los árboles, están sangrando.- En este punto la chica que reposaba en el diván del pequeño y claustrofóbico despacho comenzaba a inquietrarse y removerse sobre el crujiente mueble, no era extraño, pues le sucedia a menudo cuando tenía ese tipo de sesiones, una vez al mes, sin embargo, lo que sí era de extrañarse era que ocurriera tan empezada la sesión; cosa que el doctor Goldsen no pasó por alto. la pluma corrió suave y velózmente por el cuadernillo de anotaciones mientras las gafas le resbalaban un par de milímetros por el sudor que comenzaba a formarse en su aguileña nariz, cosa habitual cuando se hayaba concentrado, y aveces, también le aparecian algunas gotas de sudoración en la calva donde antes había existido una cabellera castaña.

La eficaz pluma que hasta entonces habia estado haciendo anotaciones en el cuadernillo se detuvó. El médico se quedó estático unos segundos observando a la chica revolverse agitada y respirando presurosamente, algunos lágrimas negras por el maquillaje comenzaban a resbalársele por las mejillas angulosas dandole un aspecto tétrico que iba a la perfección con su tez pálido muerte- Cuando cuente hasta 3 va a despertar- 1...- la chica se revolvió- 2...- comenzo a respirar aún más rápido- 3!- dijo el doctor con enfática energía, de repente, la chica se quedó inmóvil hasta que poco a poco fue abriendo los parpados pesadamente, su respiración había recuperado su ritmo normal. se irguió tomando asiento y hundió la cara entre sus esqueléticas manos y borró las lágrimas de delineador- _'¿Valió la pena intentarlo?- susurró la chica y el individuo nego levemente con la cabeza- mucho me temo que no señorita Aiken...

Aquella figura soltó un suspiro cansado y se levantó rápidamente, apresurandose a salir del despacho sin decir una sola palabra más.El doctor Goldsen clavo la mirada en sus anotaciones y paso la manga de su arrugado saco por la sudorosa nariz y a continuación tomó el teléfono y marcó el número de la familia Aiken- habla el Doctor Goldsen, Raven acaba de salir, no, no ha habido ninguna mejora, si, señora hicieron lo correcto al decirle. En mi opinión: sí, deberian llevarla a su pueblo natal, podria lograr algún avance, no es nada marqueme en cuanto tenga alguna novedad, linda tarde- dijo por concuclusión mientras colgaba el teléfono, dejó sus gruesos lentes más bien parecidos a dos lupas enmarcadas por una pasta negra igual de gruesa, por mucho el caso de Raven era uno de los que más le intrigaban y preocupaban a la vez, había comenzado a atenderla unos seis meses atrás cuando sus padres le habían revelado su adopción, al principio aquella chica entraba en su despacho furiosa y herida a la vez, siendo un remolino de emociones que iba desde la depresión hasta una clase de euforia violenta, había tenido que comprar seis floreros en un mes, la chica los había roto todos. Ahora, se mostraba más tranquila, pero no por eso su caso era menos preocupante.

El Doctor Goldsen no tuvo más tiempo para pensar en la pobre chica pues su tímbre ya sonaba nuevamente anunciando la llegada de su próximo paciente.

*Esto es una pequeña iontroducción a la trama principal de esta historia espero que les guste el proyecto, espero sus comentarios y pronto subiré el primer capítulo en forma. no se olviden de votar*

Cuando los árboles sangranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora