'' - Un dulce y suave conejo explora un gran jardín elegante; el jardín no tiene un jardinero para cuidarlo, pero el jardín seguía con sus flores hermosas hasta que llegan insectos. ''
El conejo estaba totalmente desorientado, buscando ayuda que nun...
Comenzaba la temporada y todo florecía bien, todo tenía su ritmo. El jardinero estuvo viendo bien su pequeño y lindo jardín, lo examinó y trato de cuidar bien.
— Ok, pequeño, no te dolerá... — Hablo hacia la Rosa que tenía que cortar para él – para alguien más –; dicho y hecho, corto el tallo y se la llevó afuera del jardín, cerrando el portón con un candado.
Pero... ¿Por qué se había llevado la Rosa si él no tenía a nadie más que su preciado y lindo jardín?
Un muy pequeño conejo blanco con muy pequeñas manchas cafés, había salido de entre los arbustos para ver lo que estaba haciendo el jardinero; ese hombre no sabía que estaba ahí un ser tan pequeño y sensible, cobarde y hábil, lindo y dulce.
El conejo pudo ver al jardinero con una gran sonrisa cuando se la estaba dando a una mujer. Esto era algo serio por lo que había dicho antes este hombre.
"— Está pequeña Rosa es sólo tuya, mi dulce jardín; nadie debería quitarte nada de esto —".
Esa Rosa era del jardín y no se la podría dar a cualquier persona que estuviera frente a este.
El conejo no podía expresar el enojo que tenía en su rostro porque sólo era un simple conejo que no representaba nada.
" — ¡Oh! Jardinero bastardo, no se debe de salir con la suya; pobre dama con la que se encontró... "
El conejo podía pensar y razonar, el único detalle era que nadie podía escucharlo o entenderlo. Que horrible ciudad en la que estaban.
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