一 "Ichi"

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Cuando tienes una vida normal en un pequeño pueblo de Tokio, nunca te imaginas que siendo una simple chica, pudiera llegar a tener un gran poder.

Como cualquier otro día, nuestra protagonista Ryu Tanaka, se preparaba para su nuevo año escolar, en el que debía adecuarse al nuevo instituto, con gente nueva y clubes que no le interesaban, incluso sus padres le habían apuntado a clases de Kendo para integrarse en una sociedad que no le interesaba, ya que sus amigos estaban encerrados en su habitación. Exacto, sus amigos eran personajes de videojuegos.


Todos los días, después de comer me encerraba, y jugaba diversos juegos hasta que ya hacia los movimientos por inercia cuando me estaba quedando dormida. 

Dicho todo esto,  no dudé mucho en que ponerme para salir hacia su instituto sobre todo porque siempre tenía la misma ropa.

Mientras caminaba, comencé a analizar su nueva vida, a lo que solo encontraba solo campos de cultivo, ancianos cuidando de sus animales y casi ningún niño prácticamente, por el trayecto notó que había un desvío en el camino que llegaba a un profundo bosque de bambú, a lo que pensé en echarle un vistazo más tarde.

Al llegar al instituto, las campanas de inicio de clase ya estaban sonando, por lo que, o me daba prisa, o en mi primer día podría tener una sanción, las dos opciones me molestaban, pero no quería que sus padres se enfadasen el primer día.

Después de revisar las listas de clase, encontré la mía y me senté pasando desapercibida entre una multitud de personas que solo hacían que tirar bolas de papel, gritar o hacer avioncitos de papel que solo era una molestia más en este día tan aburrido.

Las horas pasaban y mi cabeza solo hacia que pensar en ese camino que se perdía entre el bosque de bambú y si escondería algún secreto, estaba tan anonadada con aquel lugar que ni noté el timbre de clase, cuando me quise dar cuenta ya no había nadie en el aula, así que recogí mis cosas y me fui de camino a casa.

En el trayecto mi teléfono se empezó a llenar de mensajes de mis padres, seguramente sería por la tardanza, ya que hoy empezaba mis clases de kendo, mis ganas se iban yendo a la medida que me llegaban los mensajes y las llamadas perdidas, no quería ir por nada en el mundo, no conocía a nadie, ni me apetecía poner buenas caras por cumplir. El día tampoco estaba de mi lado, hacía frío, se veía como el fuerte viento movía las hojas, acariciaba las copas de los arboles de cerezo que se cruzaban por mi camino, y se hacía notar un leve sonido que se formaba junto a los troncos de bambú.

Quería investigar ese misterioso lugar, del que los troncos eran tan altos que no se podía divisar nada al fondo debido a la sombra que proyectaban, y en el fondo sabía lo que me iba a esperar en casa, si no se me ocurría hacer mis labores.

Cuando por fin estaba llegando a mis clases, podía ver perfectamente el edificio, era un edificio viejo, de madera que tenía rasgos de los años que iban pasando, el letrero que estaba al lado de la puerta estaba compuesto del mismo material, y las letras estaban escritas en kanji con tinta: "剣道"; miré por la ventana, por lo que pude apreciar el comienzo de las clases, pensé que si entraba despacio y me incorporaba a las personas que estaban sentadas viendo los primeros movimientos podría librarme, pero nada más poner el primer pie para poder entrar, las maderas viejas emitieron un ruido quejándose por el peso, así que no me pude librar de ser el conejillo de indias en aquel primer entreno, por el que llegué derrotada a casa.

Ese día no cené, preferí irme a mi habitación, estar con mis pensamientos hasta por fin caer dormida.

Pasé una noche algo incómoda, ya que al no hacer la mudanza completa tenía que dormir con mantas en el suelo, aunque dormir en el suelo y dormir en el futón antiguo de la otra casa era prácticamente lo mismo, al intentar dormir de una vez ya que era imposible por los ruidos de la calle generados por el viento, pude conseguirlo, pero tuve un sueño raro, era una voz, no podía distinguir de que era, solo la sentía, y podía apreciar ese lugar, seguramente sería una tontería. A lo mejor la mudanza, las nuevas clases y todo el estrés junto a la obsesión de ese misterioso lugar, me hizo tener malas pasadas en un momento en el que por fin podía estar relajada, lo más raro, es que no volví a tener ese sueño de nuevo, aunque me hubiera despertado la primera vez solo por la curiosidad y el escalofrío de tener ese sueño, ya que no podría llamarse de otra forma. Decidí acostarme de nuevo y no pensar más en eso durante ese día, para que mi mente no me jugase más malas pasadas. 


Al día siguiente todo transcurría como siempre. No me interesaba hablar con ninguno de mis compañeros, no era mi estilo.

Además solo tenía en mi cabeza ese sueño, ¿Qué sería esa voz? ¿Porqué provenía de ese lugar?¿Qué lo hace tan misterioso?

Ese día decidí irme antes a casa, sobre todo, sabiendo que tenía que practicar para que no me diesen otra paliza en Kendo.

Me coloqué la mochila en uno de mis hombros y con la antigua bicicleta de mi padre me puse en marcha. La sensación de ir a casa de esta forma era divertida, podía notar el viento, incluso sentía como despeinaba el pelo que medianamente me había peinado hacia arriba, me recordaba a cuando mi abuela me revuelve el pelo de lo corto que lo tengo.

A pesar de todo eso, sentía paz en este lugar, aunque poco tardaba en desquiciarme, ya que la bicicleta era bastante antigua, el manillar no giraba bien y todo era grasa por los años, en uno de mis empeños por hacer fuerza para que funcionase la bicicleta, la cadena se salió de su lugar, acabando yo por rodar por el camino.

-Oh, venga ya - resoplé al ver que tenía que tocar la cadena sucia, me quité el polvo de la ropa e intenté colocar la cadena aunque mis manos se volvieran negras y pegajosas de la suciedad.

Cuando estaba acabando, un escalofrío subió por mi espalda al escuchar mi nombre en susurro, no había nadie a mi al rededor, era hora de comer y todos estaban en sus casas, miré por todos lados y no había nada más que ese misterioso lugar otra vez. Me acerqué pero solo se escuchaba el sonido del bambú moviendo se por el viento.

Era una voz dulce, suave, y quería mi atención, pero después de lo de anoche no quise hacer caso por el momento, pensaba que me estaba volviendo loca.

Si mi día empezaba así, no sabía como iba a acabar.

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⏰ Last updated: Oct 27, 2021 ⏰

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Más allá del bambúWhere stories live. Discover now