Como hámster en jaula, peces en una pecera, tigres entre rejas y delfines en piletas.
Así nos encontramos y no nos damos cuenta,
el mundo nos devolvió el daño que le hicimos a la naturaleza.
Estamos entre cuatro paredes, una cama y como mucho una tele, la pandemia nos condenó al dolor y la soledad.
Esto deja mucho que pensar, no hay por que obligar a los animales y encerrar,
pues vino un virus a encerrarnos y demostrar, que no somos el centro de todo y que nada nos pertenece como solíamos pensar.