C A F É

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Distraído. Así lo veía. Desde que habían empezado la práctica, hasta cuando finalizaron. No sabía porque el azabache estaba tan distraído, pero le preocupaba. Usualmente hablaba bastante con los del equipo, pero ese día con suerte y había saludado a sus compañeros. No pidió el balón como solía hacerlo y sus recepciones no fueron perfectas e impecables. Algo lo estaba afectando y quería saber qué era.

–Ukai-kun, ¿pasemos a tomar un café? –le preguntó mientras apuntaba al local que estaba un poco más adelante de ellos. Solían irse juntos a los dormitorios de la universidad después de las prácticas en el gimnasio metropolitano.

–¿Eh? –miró hacía donde apuntaba la joven–, claro. Hace tiempo que no voy a una cafetería.

Ambos entraron al local que, según el letrero de afuera, se llamaba "Nao Café". El lugar se veía bastante agradable. Había varias mesas pegadas a las paredes y a las ventanas. Plantas y fotografías adornaban las murallas y en el mesón estaba el cajero. Detrás de él, se podía leer el menú. Decidieron sentarse en una de las mesas del costado derecho apegada a la muralla. No era tan cómodo comer al lado de la ventana, en donde cualquier persona que pasara podría verlos.

Una joven se les acercó, les sonrió y les dejó el menú. Ambos vieron lo que podían pedir. Un café con leche y canela más un muffin de nueces con zanahoria, y un capuchino con un trozo de pie de manzana, fue lo que terminaron pidiendo y le devolvieron el menú a la mesera.

–Ukai-kun –le llamó ella, después de que la joven se retirara. Hayato la miró–. Esto... yo... te quería preguntar si hay algo que te esté molestando. En el entrenamiento estuviste bastante desconcentrado. A caso... ¿Te lastimaste? Sabes perfectamente que si algo así pasó pues decirme y vemos que ta... –no pudo terminar de hablar porque la pequeña risa que soltó el azabache la desconcertó. ¿Había dicho algo gracioso?

–Ayu-chan, no es nada eso –le comentó–. Es solo que mi hermana no se encuentra muy bien. También te he dicho que me puedes decir Hayato. La castaña soltó un suspiro.

–Uka-, digo, Hayato-san –lo miró–. Si puedo ser de ayuda en algo, me puedes decir. Ya sabes, cosas de chicas y eso. 

Él la miró y le sonrió. Hayato estaba agradecido de tener una amiga como ella. Siempre se había preocupado por él, también por el equipo. Desde que ella había empezado a trabajar para el equipo nacional hasta ahora, un gran sentimiento de paz se había instaurado en su pecho. Ella era muy amable con todos y siempre hacía las cosas con cero intenciones de recibir algo a cambio. Le gustaba pasar tiempo con ella. 

–Mi hermana hace poco terminó con su novio –le dijo con una mueca–, llevaban como dos años juntos. 

–Uh, comprendo –le dijo respondió–. ¿Era su primer amor? 

–Así es –desvió su mirada a sus manos–. Se conocieron en primer año de preparatoria y ahora ya están en el último año. 

–Vaya... –suspiró–. Aún recuerdo mi primer amor y como terminó. No fue fácil superarlo en su momento. Después uno crece y se da cuenta que a veces las cosas son para mejor.

–Ya lo creo –le dijo él–. Por lo que me enteré, por otro de mis hermanos, no terminaron porque dejaran de gustarse, sino porque sus planes a futuro eran muy distintos y preferían terminar ahora a sufrir más después.

–Suena a que ambos son bastante maduros –le contestó–. Tal vez su momento sea más adelante. Sabes, yo creo que las cosas pasan por algo. Seguramente en un par de años se reencontrarán y se volverán a enamorar. 

Ayumi le sonrió y vio como la joven de antes traía sus pedidos. Espero que todo quedara encima de la mesa y le dio las gracias a la chica. Esta se retiro y los dejó en un silencio cómodo.

Ukai HayatoWhere stories live. Discover now