One-shot

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One-shot.

Prov. James

Miré a mis dos manos, estas se movían  nerviosas. Seguí caminando de un lado hacia otro.  Podía oír el tictac del reloj de la sala de espera y con cada movimiento sentía a mi corazón martillar más rápido. Levanto mi cabeza y veo a mi antigua familia; a esas dos personas que han estado allí todos estos esos años en el cual era un adolescente; mi mamá y mi hermano.

— Tranquilo hermano, ya falta poco — Jack me tranquiliza pero aun así no puedo —. No le va a pasar nada, recuerda yo ya pasé por eso.

Claro que sí, él ya era padre de una hermosa niña, la cual tenía un año de nacida. Antes de replicar a su comentario, diciéndole que él había estado peor que yo nos interrumpen.

— ¿Ya nació? — Chilla Melanie, la amiga de mi amada Kenzie y esposa de mi hermano, quién lleva en sus brazos a Emily mi primera sobrina —. ¿Dónde están? ¡Exijo verlas!

— ¿Dónde está mi hija y mi nieto? —  mi suegra esta con los nervios a flor de piel y antes de que pueda a estallar en exclamaciones o gritos, su esposo y Les la tranquilizan.

― ¡Hey! Tranquilo Smith― veo al plan “B” de kenzie. Mason, quien ahora es nuestro mejor amigo por parte de ambos y claro, el padrino de mi hijo que en unos minutos o tal vez horas nacerá―. Si sigues así, vas a asustar a kenzie.

— Carter…

Y de nuevo antes de responder, una enfermera entra interrumpiéndome.

— El Sr. James Smith— pregunta viendo en su libreta. Alzo mi mano en señal de que soy yo —. ¿Usted seria el que va a entrar al parto de su esposa?

— Si...

―Ni que valla a entrar King Kong― murmura Les divertida. Ruedo los ojos, el sentido del humor nunca se le ha ido.

— Bueno acompáñeme para que se cambie. A la Sra. Kenzie  la están llevando a la sala de parto.

— Ánimo hermano.

Oigo a Jack decir antes de seguir a la enfermera.

Me cambio lo más rápido que mis manos temblorosa me lo permiten. Mientras la enfermera me guía hacia la sala de partos. Hago recuerdo de todo lo que hemos vivido Kenzie y yo desde que su famosa lista con sus  planes de “chicos” salieron; la lista, su amigo Mason y yo, la conquista, la elección, nuestro enamoramiento, bromas, peleas, la distancia de su universidad y la mía, el rompimiento de nuestro noviazgo, mi tristeza, cuando la volví a enamorar, cuando le propuse matrimonio, nuestra boda, cuando nos enteramos que íbamos a hacer padres, la alegría, los antojos de Kenzie a las dos de la madrugada―no fue nada fácil conseguir piña con chocolate― y, ahora a punto de dar a luz a nuestro hijo.  Habíamos pasado tantas cosas juntos que la lista era grande.

Entro a la sala de parto y la veo; esta en la posición para dar a luz.  No puedo evitar sentirme preocupado por su aspecto; está demasiada pálida y se le ve ojeras. Camino hacia ella con una sonrisa confiada, quiero darle confianza de que todo va a salir bien.

— James...ahhhh — apenas puede pronunciar mi nombre cuando viene otra contracción y la hace gritar. Instintivamente le doy mi mano para que la apreté con todas sus fuerzas — ¡Duele jodidamente! —  exclama enojada cuando vuelve a gritar de nuevo.

Miro al doctor quién está dando órdenes a las dos enfermeras.

— ¿Listos?

— ¡Que sí! — Le responde Kenzie al doctor enojada —  ¡Solo haga su jodido trabajo! —  el doctor no dice nada. A lo mejor ya este acostumbrado a que las mujeres que van a dar a luz le griten.

— Entonces, Sra. Smith prepárese para empujar — el doctor se coloca en posición en medio de las piernas de kenzie, hace una señal con las manos y las enfermeras se ponen a lado el doctor, mientras que este solo apunta a decir —; ¡Empuje!

Kenzie grita al empujar y ella aprieta fuerte mi mano. Sus gritos son desgarradores y hace que mi corazón se oprima,  estoy angustiado.

— Kenzie. Nena, tu puedes — le susurro tiernamente —. Solo falta un poco.

Después de media hora—que parecían eternos—en la sala se empieza a escuchar un llanto.

Mi corazón deja de latir por un momento, lo único que puedo oír, es la respiración agitada de mi amada esposa y el llanto de mi hijo. Sí...mi hijo, mi primer hijo.

Mi cuerpo se queda inmóvil por un rato, hasta que una enfermera me dice que extienda mis brazos para coger a mi bebé.

El aire vuelve a mis pulmones cuando siento su peso en mis brazos. Esta arropado por una manta color celeste, la luz me deja ver su casi carente cabello castaño y sus ojos de color gris. Siento como me pican los ojos y siento mis lágrimas resbalar por mi rostro. Mi corazón se acelera al ver como mi pequeño hijo alza su mano como si quisiera tocarme.

— Quiero verlo — oigo decir a Kenzie y eso me saca de mi admiración de este pequeño ser. Avanzó hasta mi esposa y le pongo en sus abrazos a nuestro hijo —. Es hermoso.

Y al igual que yo las lágrimas le caen por su bello rostro.

— Si, Kenzie — me arrodillo junto a ella y beso la frente de mi esposa —. Gracias, nena, gracias por hacerme el hombre más feliz del mundo, gracias por haberme escogido, gracias por todo, gracias...

— shhhh — me calla —. Yo soy quien debería agradecerte. Gracias por haberme enamorado, gracias por convertirte en mi plan A, gracias por haberme amado, gracias por amarme, te amo James por toda la vida.

— Yo te amo aún más Kenzie.

Me inclino para besar sus labios. Esto es la realidad, el regalo más hermoso que Dios nos pudo haber dado, mi hijo. Y sobre todo a aquella lista, con sus planes de “chicos”  porque gracias a ello, pude tener una razón perfecta para acercarme a ella y poder conquistarla.

One Shot: Mi plan DWhere stories live. Discover now