Capítulo 02

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No puedo creer que con el primer capítulo ya llegáramos a 1K. Mil graciaaaaaaas. Hoy subiré dos, espero que los disfruten❤


«Las reglas de LoveLine»

Arizona

—Hay varias compañías —le contó Debbie mientras se sentaban en la cafetería—, a mí me gusta esta porque paga bastante bien. He conocido a chicas de otras empresas que hacen mucho menos dinero que yo, y no es que soy la más solicitada. Además, hay varias modalidades de trabajo.

Arizona asintió casi en modo automático y tomó nota mental. No había podido dormir debido a los nervios. Una parte de ella quería convencerse de que no podía ser muy difícil pasar la entrevista para un trabajo en una línea erótica, sin embargo, otra parte de sí le recordaba que había fracasado en todas las entrevistas a las que se había presentado últimamente. Por Dios, si no conseguía trabajo en una línea erótica, ¿dónde sí?

—¿Cuáles son esas modalidades? —preguntó.

Ser una especie de mentora había hecho que Debbie pasara todo el rato sonriente.

—Están las chicas que trabajan en cabina, es lo más seguro y por donde se comienza. Otras, como yo, tenemos un móvil con un número solo para este trabajo, y allí recibimos las llamadas. A mí me gusta porque puedo trabajar desde casa y, sobre todo, hacerlo en las noches. También están las chicas de los chats, ya sabes, las que se escriben con los clientes mediante la app. No te aconsejo que trabajes en el chat, es el que paga menos.

—Disculpa si te hago una pregunta muy personal pero ¿cómo lo toma tu marido? ¿No se pone celoso?

—¿Ryan? —Se echó a reír. Ari se preguntó si tendría otro marido—. Él no tiene problema. A veces, incluso, le gusta escuchar mis conversaciones.

—Debe ser genial. —Le sonrió.

—Lo es.

Imaginó qué haría o diría Adam si ella estuviera en la posición de Debbie. ¿Lo tomaría de la misma manera? Se formó un silencio que no fue incómodo. Faltaba poco para la entrevista y con cada nuevo minuto, Arizona sentía los nervios multiplicarse.

—Debbie... ¿Cómo son los clientes? —preguntó, ahora con timidez.

Jamás se había enfrentado a algo así, por lo que no tenía ni idea de qué tipo de personas buscaban sexo telefónico. No dejaba de pensar que los clientes serían puros hombres cuarentones, malhumorados, déspotas.

—Hay de todo un poco. —Se encogió de hombros y dio un sorbo a su café—. Hay clientes que buscan esto para... no sentirse tan solos. A veces siento un poco de compasión, porque tengo clientes que ven nuestras llamadas como lo mejor que les pasa durante la semana. También están los clientes que te pueden decirte «zorra» y colgarte una vez acaban.

—¿Y cómo lidias con eso?

—De la manera en la que te van a aconsejar si comienzas este trabajo: no tomando nada de lo que te digan de manera personal. Para los clientes no eres Arizona Taylor, eres solo una teleoperadora. Ten eso en mente siempre. —Debbie miró su reloj y le regaló una nueva sonrisa—. Vamos, ya es la hora.


*

La entrevista no había durado demasiado tiempo aunque sí le había resultado extraña. Nicole, la jefa de todos los teleoperadores, le había hecho preguntas regulares sobre su experiencia laboral, por qué quería ella ser teleoperadora sexual, cuáles eran sus expectativas, cómo se veía en cinco años, si se consideraba capaz, si entendía las ventajas y desventajas de un trabajo como aquel. Ari se había preparado para ese tipo de preguntas, había pasado por suficientes entrevistas en su corta vida.

Al otro lado de la línea [EN PAPEL] [+18] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora