Capítulo 03

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Este es el segundo capítulo que subo hoy, así que si no se han pasado por el 02, recomiendo devolverse❤


«Gracias, adiós, siguiente»

Arizona


Su primera llamada fue un fiasco.

En el momento en el que escuchó la voz de su nuevo cliente, supo que era un menor de edad y no pudo evitar decepcionarse. Solo para estar segura, lo mareó entre palabras y risas que, cuando le preguntó en qué año había nacido, el chico dijo la verdad sin quererlo. Se preguntó si le pagarían por esos tres minutos perdidos.

En LoveLine pagaban por cada minuto de llamada. También tenían paquetes para los clientes más regulares pero, en líneas generales, con una buena suma de llamadas por día Arizona podría terminar con un sueldo decente.

El problema era que durante una hora había recibido una sola llamada que no duró ni cinco minutos. Le habían dicho que la demanda era alta, no obstante, no le caían clientes. Supuso que los teleoperadores más experimentados y con mejor reputación dentro de LoveLine eran quienes se llevaban el grueso de las llamadas.

Se alegró cuando, al cabo de un rato le entró un nuevo cliente. Una nueva clienta. Se trataba de una mujer que le puso la tarea bastante difícil; era arrogante, seca, y se dio cuenta de que Arizona no tenía demasiada experiencia, así que no le tomó mucho tiempo ir al grano y acabar, casi que para sentir que su dinero había valido algo.

Cuando la llamada finalizó, Ari se llevó las manos al rostro para estrujárselo un poco sin importarle que se le corriera el maquillaje, después de todo no le tocaba impresionar a los clientes con su imagen sino con su voz.

No había llegado el mediodía cuando se sintió decepcionada y volvieron a ella todas las preocupaciones que la habían llevado a LoveLine en primer lugar. Sabía que con llamadas breves e inútiles no ganaría dinero. Tampoco había sido muy creativa con su primera clienta, se había puesto nerviosa al tratarse de una mujer, y lo único que le había preguntado una y otra vez fue «¿y qué te gustaría que te hiciera ahora?».

Es que si se lo hubieran hecho a ella, habría terminado la llamada en menos de dos minutos.

«Vamos, Ari», se dijo. «Tienes que creértelo. Solo tienes que pretender. Finge que eres buena hasta que finalmente lo seas».

A las once y media de la mañana cayó la tercera llamada. Se dijo a sí misma que, sin importar qué, a ese nuevo cliente lo complacería y lo obligaría a quedarse con ella al menos quince minutos —diez era el promedio—. Según el sistema (que estaba conectado con la app donde los clientes se registraban antes de llamar), la persona del otro lado de la línea se llamaba Jesse.

Tal vez era un nombre inventado —como el de ella—, aunque no pudo evitar sonreír al ver que se parecía a su nombre de mentira. A lo mejor Jesse era el ángel que venía a salvarle el día. Y aunque fuera un demonio, de todas formas tocaba complacerlo a toda costa.

—Buenos días, señor Jesse —susurró ella con voz seductora. Se echó su cabello castaño hacia atrás y trató de ocultar los nervios.

Lo escuchó reírse con suavidad del otro lado de la línea. Buena señal.

—Nadie me había llamado señor antes —confesó. Su voz era grave aunque había algo dulce en ella—. Bueno, solo los niños.

Aquello la hizo sonreír.

Al otro lado de la línea [EN PAPEL] [+18] ✓Onde histórias criam vida. Descubra agora