~Visitas nocturnas y excusas baratas.~

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Dr. Stone no me pertenece es propiedad de Inagaki y Boichi, yo sólo tomo prestado a los personajes para fines de esta historia.

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—¿Alguien ha visto a Xeno? —balbuceó Chrome, escupiendo pequeños trozos de carne de la cena—. No lo he visto desde que regresamos de la excavación.

Senku y los demás, quienes se encontraban comiendo a la par de Chrome frente a la fogata improvisada, se miraron entre sí. Sabían la respuesta a la cuestión del científico, pero honestamente era algo que preferían omitir por cuestión de respeto a la privacidad del Estadounidense. 

—Y creéme Chrome-chan, es mejor no saber lo que el Dr. Xeno está haciendo en éstos momentos. —Gen escondió su sonrisa sin humor en la manga de su ropa. Incluso para él, el asunto de Xeno era algo que definitivamente recaía en las situaciones difíciles de hablar.

De hecho, era de las cosas incómodas en las que prefería fingir demencia, a tratar y hablar abiertamente sobre ello. 

Chrome miró al Mentalista por una fracción de segundo antes de tragar su bocado con dificultad, para después encogerse de hombros restándole mayor importancia al asunto. Después de todo, a pesar de la reciente alianza con el extravagante científico Yankee, todavía le costaba acostumbrarse a su presencia dentro del círculo de amigos. 

Quizá Xeno sólo estaba trabajando a solas en sus planos para la construcción del motor y en las otras partes que necesitaría el cohete. Si fuese el caso, Chrome estaba un poco decepcionado de no ser partícipe activo en tal proceso de innovación creativa y tecnológica, aunque por otro lado, el majestuoso banquete que Francois preparó esa noche dejó dicho sentimiento en un segundo plano.

—Está en el Perseo. —aclaró Senku, la mirada y el tono con el que se dirigió a sus compañeros les dio a entender más de lo que la simple declaración dejó entrever.

Un pequeño "oh" se dejó escuchar entre los presentes.

—Esto ya se está volviendo un poco raro ¿No creen? —Esta vez fue Carlos quien intervino.

—Si. Quizá esté planeando algo malo —Max secundó a su amigo—. Todavía tengo este mal presentimiento al respecto, en cualquier momento podría traicionarnos y robar el líquido despetrificador para revivir a sus compañeros. 

La verdad sea dicha, entre los miembros del reino científico todavía existían dudas sobre la sinceridad y los verdaderos motivos en la cooperación del Estadounidense. Los primeros autoproclamados fueron Carlos y Max, entre otros estaban Ginro, Matsukaze, Luna y Hyoga, éste último siendo más cauteloso en presencia del científico Yankee. 

—Ya les dije que eso no va a pasar. Xeno tiene dos motivaciones poderosas para estar de nuestro lado. —Gen reiteró por quinta ocasión, como estuvo haciéndolo cada vez que el tema salía a colación.

Que en realidad fueron muchas veces. La opinión dividida entre los miembros por lo general era como aquel elefante rosa en la habitación.

—Gen tiene razón —Ryusui concedió—. Quizá el Dr. Xeno tenía esa ambición de poder y sumisión, pero ha comprendido que mientras el Whyman exista, no podrá hacer realidad su sueño tiránico sobre la humanidad. —El capitán chasqueó los dedos para dar énfasis a sus palabras.

Senku le dio la razón a Ryusui, cualquier plan para la humanidad no podría avanzar mientras la amenaza de la petrificación siguiera latente. Como piezas de un ajedrez retorcido en esa prisión de piedra, cualquier jugada para reestablecer la civilización o en su defecto, para apoderarse de ella, sería infructuosa. 

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