Adam, dime que me amas

Capítulo 1

El sonido del despertador de mi hermana no deja de sonar y tengo ganas de estrellarlo contra su cabeza así se despierta de una vez. No estoy jugando, enserio quiero hacerlo.

Dejo el labial que estaba utilizando y me acerco de manera sigilosa hasta quedarme de pie a un lado de su cama. Si no puedo golpearla, entonces haré un sonido más fuerte que el de su estúpido despertador. Aclarando mi garganta me inclino hasta estar a un lado de su oído.

—¡Ya despierta, dormilona!

Grité más fuerte de lo que esperaba y seguramente me llevaría un regaño por parte de mamá si estuviera aquí, pero no me importa cuando veo a mi hermana asustada mirándome como si quisiera matarme. Por cierto, el despertador aún no se apaga por lo que sigue jodiendo con ese insoportable sonido.

—¡¿Acaso quieres matarme?! —grita de vuelta.

Por su expresión y su manera de mirarme sé que está más que enojada.

Riendo, me doy vuelta para acercarme a dónde dejé el labial y seguir poniéndome en los labios. Trato de no hacerle caso, pero cuando apaga el bendito despertador, la miró y le sonrío divertida.

—Estuvo sonando desde las seis, ¿para qué lo pones si no le harás caso?

Bufando quita las sábanas de encima de su cuerpo para colocarse sus pantuflas. Todo eso con una cara de querer matar a alguien, y estoy segura de que ese alguien soy yo.

—Soy igualita a ti, ¿verdad? —dice de mala gana.

—¿A qué te refieres precisamente?

Se hace la tonta encogiéndose de hombros y pasa por mi lado para llegar al baño, pero antes de entrar se da la vuelta para decirme algo más.

—Es cómo cuando tú estás en alguna fiesta y le haces ojitos a algún chico, luego cuando se te acercan para intentar algo le dices que no y los espantas. Eres como un despertador, ¿para qué los provocas si luego terminas ignorándolos?

Río por su ingenio y ruedo los ojos.

—Eso ni siquiera tiene sentido.

—Sí lo tiene, debes pensar un poco para llegar a mi conclusión. Pero no creo que te dé el cerebro.

Trato de llegar a ella para golpearla, pero de manera rápida entra en el baño impidiendo que termine haciendo lo que quiero. Golpeo la puerta solo para molestarla.

—Más te vale que cuando salgas me pidas disculpas, malvada —escucho su risa y luego la ducha siendo abierta —Además, no es mi culpa que los chicos piensen que les coqueteo todo el tiempo, solo soy una chica amable.

No dice nada más así que supongo que no escuchó lo que dije por el agua de la ducha. Me encamino hasta mi cama y comienzo a arreglar mis cosas para el día de hoy. Hace dos meses que empecé en la universidad y es algo que me tiene muy emocionada.

No tengo muchos amigos, pero estoy bien con eso, este año no quiero que nada me distraiga. No corrí con tanta suerte al tener que asistir al mismo tiempo que mi hermana, pero no me quedó de otra. Sasha es mi hermana mayor y aunque debió haber empezado el año pasado, recién decidió estudiar una carrera este año. Afortunadamente no es la misma que estudio yo, pero coincidimos en varios horarios, así que salimos juntas desde acá.

Una hoja se cae de mi cuadernillo, y sonrío cuando al levantarla puedo ver de que se trata. Resulta que el primer día de clases a unos compañeros se les ocurrió escribir en hojas de papel los nombres de todos los que asistieron ese día, la mayoría escribieron sus nombres en una hoja de mi carpeta y yo también escribí mi nombre en el de otras personas.