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El vestido rojo era una excelente opción para esa noche tan especial, labios con el Ruby Woo de MAC, el cabello suelto, combinación que podría matar a cualquiera.
Se casaba Emm, su mejor amiga de toda la vida, con un chico productor de cine que la hacía muy feliz. Ya quisiera ella estar en su lugar, pero la vida no le iba dando mucha racha en el amor, para hablar de frente.
—¡te ves tan hermosa Emm! —le dijo a su amiga cuando llegó a la fiesta—felicidades Zac— saludo al novio.
—gracias— le respondió el novio de su amiga con una sonrisa que ya casi se veía más grande que su propio rostro.
—gracias Hel, ¡jamás creí que llegaría este día y ya ves! Ahora solo faltas tú —le dijo su amiga la novia, tomándole las manos mientras la miraba con tanto amor.
—que locuras dices Emm, el trabajo es suficiente para tenerme más que feliz.
—claro como no.

A sus veintiocho años Helena Carter ya había tenido suficiente de amores, todos mal avenidos claro, ahora solo se dedicaba a su trabajo como abogada (donde no digamos que se hacía millonaria, por su buen corazón, pero le alcanzaba para vivir) y a cuidar de su pequeño perro, que más bien parecía un hijo. Después de Héctor, ya no quería más, había sido tan pero tan difícil salir de ahí, que no estaba dispuesta a enamorarse otra vez (por ahora).
—¡hay barra libre, diviértete! —le dijo la novia antes de irse a saludar a otros invitados.
—claro que si.

Se dirigió al bar, y pidió un espumante, miró como la gente disfrutaba de bailar, la música estaba tan fuerte, más de lo que le gustaría.

—me das un whisky por favor— escucho una voz masculina hablarle al chico de la barra, pero restó importancia.
— ¡oh señor, no puedo creerlo! Esto es increíble, ¿me permite una foto? ¡Por favor, necesito que mis amigos vean esto! —le decía emocionado el chico del bar. ¿Quien era? Qué demonios importa.
—claro, cómo no, pero luego me das mi whisky —le respondió el hombre —por favor.

Dicho y hecho, foto y whisky y el chico de la barra desapareció de ahí, al parecer la emoción era tan grande, jaja.

—pensaba pasar desapercibido la verdad—se dirigió a ella.
Helena lo miro ¿y que creen? No tenía idea quien era, estaba pensando en cosas más importantes en ese momento, mientras bebía su espumante.
—claro, me imagino— le respondió casi sin mirarlo a la cara.
El hombre la quedó mirando y esbozó una sonrisa, daba igual, Helena le había parecido linda de todos modos.

Llego el brindis, y también el vals, luego Helena volvió al bar y a mirar de lejos al resto de la fiesta, estaba ahí más que nada por compromiso y amor por su amiga.

—Helena, ven quiero presentarte a alguien, bueno ya debes conocerlo ¿no? Quien no lo conoce —río el novio —mi amigo Loki.
Era el mismo tipo de la barra ¿Loki? ¿Que acaso ese nombre tan ridiculo tenía?
—claro, nos vimos hace un rato— respondió ella con una sonrisa ¡que ojos más lindos, dios santo!
—no Loki, ¿que dices Zac? Soy Tom, un gusto— y se acercó a saludarla con un beso en la mejilla— y claro, nos vimos en el bar hace un rato.
—me alegro que se conozcan, Tom y yo hemos trabajado juntos en unos proyectos, nos hemos vuelto grandes amigos, y ya que ambos están solos aquí, creí que era buena idea presentarlos.
—gracias Zacki —le respondió Tom, el de los ojos lindos.
—¡hey ya se conocieron! ¿Como vas Hel? No te gustaría salir a bailar con Tom? —le pregunto su amiga la novia mientras se acercaba a ellos.
—no, yo no bai..—estaba por decir
—buena idea, ven ¿quieres acompañarme? —me dijo él ofreciendo su mano— ¡perdón! Que aún no te pregunto tu nombre ¿Helena, verdad?
—este.... Hm, claro, Helena —sonrió nerviosa mientras tenía su mano tendida a ella aún.
—vamos Hel, baila con Tom.

Accedió con una sonrisa vergonzosa y fueron a la pista de baile.

—hace un tiempo Emma me habló de ti, al parecer son muy buenas amigas.
—así es— le respondió mientras ponía su mano tras el hombro de Tom—de toda la vida. ¿Como es eso que te había hablado de mi?
—en varias ocasiones dijo que nos presentaría en la fiesta de hoy —respondiendo mientras sonreía coqueto.

¿Como es que Helena no conocía a Tom Hiddleston? Estaba frente al mismísimo Loki y no estaba enterada, bueno, tampoco es que fuese a importarle mucho saberlo.
Bailaron por horas y rieron mucho mucho, ¡que divertido era Tom!

—¡como es que no conoces a Tom! —le dijo su amiga la novia cuando estaban en el tocador— vamos Hel, no te hagas...
—no me hago —dijo sorprendida—¿que diablos? Le dijo mientras retocaba su labial Mary Woo
—es Loki, de marvel... vamos ¡estás bromeando!
—vaya, no tenía idea—rio avergonzada—vamos afuera, sigamos bailando.

—Helena ¿quieres ir por un trago? —interrumpió Tom, con las manos en los bolsillos.
—hey, claro —no sabía decir que no.

Caminaron juntos a la barra hablando acerca de lo deliciosa que había estado la comida y de lo hermoso que se veía todo. Coincidían y sonreían bastante.

—me das un...—le dije al chico de la barra que antes le había pedido una foto y miro a Helena para que esta respondiese.
— martini seco, por favor.
—que sean dos, por favor —pidió Tom— así que de martinis...—Helena hizo una mueca y se encogió de hombros. Era barra libre, que importa.

Un martini, dos martinis. Ya reían por nada, y disfrutaban mucho de la compañía el uno del otro mientras bebían sentados en una mesita apartada.
—así que abogada —le comentó Tom mientras la miraba con una sonrisa mostrando sus blancos dientes perfectos—es interesante.
—no tanto como actuar en películas —río ella— pero me gusta mi trabajo, no puedo decirte que me hago millonaria con el —como tú posiblemente, pensó— pero lo disfruto demasiado...
—al final del día eso es lo más importante ¿no crees? —dijo antes de darle el último sorbo a su bebida...ya no sé qué número—ven, vamos a bailar— se puso de pie y le ofreció su mano.

Sugar de Maroon 5 sonaba cuando entraron a la pista y ninguno de los dos sabía bien cómo bailar eso, pero reían y con las copas de más, en más de una ocasión Tom debía salvar de caer al suelo a Helena.

I want that red velvet
I want that sugar sweet
Don't let nobody touch it
Unless that somebody is me
I gotta be a man
There ain't no other way
'Cause, girl, you're hotter than the southern California bay....
Decía la canción, cuando Tom tomó la cara de Helena sin previo aviso para besarla solo porque si. Ella estaba ya lo suficientemente ebria (igual que él) para decirle que no.
De ninguna manera le habría dicho que no a esos ojos.
—que bien sabe el martini —le dijo Tom cuando se separó unos segundos de su boca.
—shhh...—le respondió ella, para después tomarlo por el cuello y seguir besándolo.
Cómo si se conocieran de siempre, y cómo si no estuviesen rodeados de gente en una boda.

—vamos a mi casa...—la invitó.
—la mía queda a 10 minutos—le respondió.

Tom le tomó la mano y la llevó hasta su auto. Se escabulleron sin decir adiós, creyendo que nadie los miraba.

Antes de hacer partir el auto, se besaron apasionadamente, y Tom metió la mano bajo su vestido, necesitaban con urgencia llegar a la casa de Helena.

—no encuentro mis llaves—Helena  buscaba en su bolsa mientras Tom le besaba el cuello en el marco de la puerta de su departamento— aquí están...

A duras penas entraron mientras se besaban. Helena quitó sus zapatos en el pasillo y Tom se quitaba el saco sin despegarse de su boca.
Casi caen al pisar un juguete de Otto, el perro de Helena, pero como si no les importara siguieron en lo suyo hasta llegar a la cama.

Le quito la corbata y comenzó a desabrochar (con gran dificultad) los botones de su camisa, mientras él batallaba contra el cierre de su vestido.
Vestido fuera.
Camisa fuera.
Con el alcohol, el cinturón no fue nada sencillo de quitar, pero se logró.
Pantalón fuera.
Estaban en ropa interior, sin conocerse, pero más que seguro que de esa forma deseaban terminar la noche.
Quitar el resto de la ropa fue pan comido.
—shhh, tengo vecinos—le dijo ella mientras jadeaba.
—al diablo tus vecinos—le respondió el mientras besaba su pecho, excitado cómo nunca.

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escritora fugaz

No nos conocemos. (Tom Hiddleston)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora