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Otra carta anónima había sido puesta en su taquilla. Aquel desconocido o desconocida, no había parado de dedicarle escritos románticos y cursis durante los últimos dos meses.
Una caligrafía espléndida, y realmente no iba a negar que le causaba curiosidad el saber quién era la persona que se escondía tras aquellas palabras, las cuales, quisiera o no quisiese, le hacían sentir mariposas de alguna manera.
ㅡ¡Gyu-shi! ㅡescuchó gritar, así que rápidamente alzó su cabeza en la dirección en la que había provenido aquel grito.
Su corazón se aceleró de una manera sobrehumana, sus manos comenzaron a sudar y su rostro ya ardía; todo a causa de Choi Yeonjun, el capitán del equipo de fútbol.
Sus manos temblaron levemente, y con velocidad, guardó aquella carta en su bolso, antes de que el chico de cabellos cereza lograse preguntarle curioso.
Choi Yeonjun era el típico chico popular, atlético, romántico, apuesto, caballeroso y con muy buenas notas. Sí, el de esas historias tan clichés. Pues bien, esto no podría ser más cliché al ser Beomgyu el chico asocial que tenía únicamente un amigo muy cercano; Kai Kammal Hyuening (Kai o Hueningkai para los más cercanos).
Hacía unos días que se había entero de que Kai llevaba varias semanas tratando de pasar las pruebas para entrar en dicho equipo. Finalmente lo habíaconseguido, y a que no adivináis con quién hizo muy buenas migas. Eacto, con Choi Yeonjun: el amor platónico de nuestro protagonista.
El rubio bromeaba con su amigo y le lanzaba picaditas cuando el pelirrojo se acercaba a su mesa para darle comunicados al menor sobre las reuniones del equipo.
Y ahora mismo, sin la presencia de Hueningkai a su lado, Yoongi se acercaba de igual manera a él. Beomgyu pensaba que no tenía ni una pizca de interesante, se veía como una persona que lograba aburrir a su entorno con sencillez.
Cuando el pelirrojo estuvo lo suficientemente cerca, Beomgyu pudo observar más detenidamente sus rasgos. Siempre había delineado los mismos desde una distancia prudente donde aquel apuesto chico no pudiese descubrirlo, pero es que desde que se había vuelto más cercano a causa del rubio, se había dado cuenta de una cosa... Y es que Yeonjun era mil veces más atractivo cuando estaba cerca.
ㅡBeongyu ㅡy salió de su ensoñación cuando unos dedos chasquearon delante de su rostroㅡ. ¿Te ocurre algo? ㅡcuestiona.
¿Que qué es lo que le pasa? El efecto que sufren todas y todos cuando él está cerca; el efecto Choiㅡ. N-no, sólo estaba pensando en las clases que tengo después.
Hasta él mismo se sorprendió, porque cada vez que su amor platónico estaba cerca, se volvía tartamudo, por lo que ejecutar una frase casi sin trabarse, había sido semejante a la satisfacción que se experimenta cuando te pasas un videojuego a la primera y sin comodines.
