Capítulo 05

13.1K 1.3K 384
                                    

Recuerden que hay doble actualización, así que si no han leído el 04, recomiendo hacerlo ahora ❤


«Una relación es como un puente»

Arizona

Aquel sábado inició sin darle incentivos a Arizona para que se levantara de la cama.

No solo porque a través de su ventana podía contemplar el cielo grisáceo y el innegable pronóstico de que llovería todo el día, o por el frío que hacía —que apenas podía controlar gracias a la buena calidad de su acolchado—, sino porque había despertado con Adam y este no paraba de hacerle mimos y cariños en el pelo, que era su punto más débil.

—Si tu objetivo es manipularme para que no nos levantemos y así no tengas que cruzarte con Mandy... —dijo, recostada sobre su pecho—, lo estás logrando.

—Yo siempre logro todo lo que me propongo, ya deberías saber eso.

—¿Qué otras cosas te has propuesto conmigo y has logrado?

—¿Recuerdas cuando nos conocimos? Me propuse que nos volviéramos a encontrar y fui tan efectivo que tú me pediste el número a mí.

Ella lo recordaba a la perfección. Sucedió poco antes de que perdiera su empleo en la boutique. Arizona había viajado para visitar a sus padres con motivo del cumpleaños de su mamá, y de regreso se topó con él en el aeropuerto.

Iban a tomar el mismo vuelo, el cual llevaba un retraso de tres horas. La primera vez que lo vio se impresionó ante lo alto que era, resaltaba entre todas las personas que estaban esperando en los asientos. Apreció lo liso y sedoso que se veía su pelo castaño, lo largas que eran sus piernas, lo grandes que eran sus brazos, el poder de su mirada, lo imponente que resultaba todo él en conjunto. No era un modelo de revista pero a ella le encantó de inmediato.

Él la pilló mirándolo de lejos —después de varios minutos observándolo como una acosadora en potencia, cualquiera se habría dado cuenta— y su reacción fue esbozarle una pequeña sonrisa. Al cabo de unos minutos se levantó de su asiento y le preguntó a Arizona si le gustaría que se tomaran un café mientras esperaban por su avión, y esta fingió que tenía que pensarlo antes de decirle que sí.

Hicieron más que ir a una cafetería: caminaron por algunas tiendas del aeropuerto, él le compró un libro que a ella le interesó, y luego Ari le invitó el café para compensar.

Si la química entre ambos había sido inmediata, el deseo sexual resultó inminente.

No obstante, no volvieron a conversar cuando entraron al avión porque él viajaba en primera clase —pagado por su empresa— y ella en clase económica. Al llegar a Seattle, Adam la buscó en el carrusel de maletas para sacarle conversación de nuevo y ella, de forma irremediable, le pidió su número de teléfono.

No se avergonzaba de tomar la iniciativa, al contrario, era consciente de que una química como aquella no podía ser desperdiciada y no sabía cuándo volvería a sentir algo así con otra persona. Él, con una mirada afable y una sonrisa menguada, se lo dio con un «esperaré tu llamada» que la dejó ilusionada durante días.

—¿Pensabas pedirme el número tú? —preguntó ella, disfrutando de cómo los dedos de Adam se revolvían en su pelo.

—Por supuesto que iba a hacerlo. Aunque el hecho de que tú te animaras solo me hizo confirmar que eres todo lo que estaba esperando.

Se mordió el labio inferior en un intento por no mostrarle la sonrisa boba que le había causado, no obstante, él tomó su mentón y, con suavidad, le echó la cabeza hacia atrás para poder mirarla. Suspiró al encontrarse con aquellos ojos marrones que le robaban el aliento y se le puso la piel de gallina cuando su pulgar acarició sus labios.

Al otro lado de la línea [EN PAPEL] [+18] ✓Where stories live. Discover now