Prologo:

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La Puerta:

Mi historia comienza una soleada mañana de julio.

Yo era apenas un estudiante, ni siquiera había llegado a la mayoría de edad, todo pasó en un viaje que mi grupo había ganado gracias a una competencia en la que todos habíamos contribuido, por no decir que simplemente eligieron a los 10 más atléticos del salón y dejaron todo en nuestras manos, aunque de no ser por el desempate en la carrera de 100 m. Sería el grupo A el que hubiera ganado, igual creo que estoy desvariando al decir esto último.

Sinceramente no puedo decir que desearía que eso hubiese pasado, ya que, bueno... Sería bastante egoidta de mi parte.

Yo antes del viaje no resaltaba mucho, quizás apenas un poco, era normal dentro de lo que cabe, un chico normal, una vida normal, y todo terminó en aquel viaje.

Recuerdo la mañana, era la última que tendríamos en Tulum, todo había sido bastante agradable, recuerdo salir del hotel con mi mochila al hombro, unos compañeros iban delante mío bajando las escaleras, justo delante de ellos había una mujer vendiendo collares y pequeños recuerdos tallados en piedra, mis compañeros comenzaron a empujar se y uno de ellos chocó contra la mesita en la que aquella mujer, vestida con un atiendo típico, vendía su mercancía, la mesita cayó y quien había chocado solo dijo un "disculpe" para seguir su camino.

Logre reconocerlo por la voz, pero nada podría haber hecho, solo me acerque a la mujer y puse mi mochila en el suelo para ayudarla a recoger algunas cosas, se veía tan frágil debido a la edad que simplemente no podía evitar ayudarle, después ella me dijo unas palabras que no acabe de entender, eran de otro idioma, pero lo intérprete como un gracias y simplemente respondí con un - "no hay de que" -

La mujer se quito un collar del cuello y me lo ofreció, yo trate de negar, pero insistió tanto que terminé aceptando, aunque ofrecí pagarle por el, cosa que rechazo, y para no sentirme mal acabe comprando unas pequeñas figuras de pirámides, algo que regalarle a mis padres una vez llegar, después subí al camión y entre todo el ruido preferí cubrir mi cara con mi gorra y tratar de dormir, los viajes en autobus siempre me habían sido molestos, al punto de acabar sintiendo algún mareo, esto lo sabían mis amigos, por lo que trataban de no hablarme durante el trayecto.

Al final todos subieron, el profesor pasó lista, a lo cual simplemente levante la mano al escuchar mi nombre, y después caí dormido en lo que el autobus arrancaba, no había podido dormir bien esa noche, así que fue bastante fácil, después de lo que sólo habían sido unos minutos para mi, un gran estruendo me despertó, vi a mi alrededor, escuchaba solo gritos, veía cosas flotando en el aire, entre ellos el collar que aquella anciana me había obsequiado, pronto me di cuenta que estábamos cayendo y casi por instinto tomé el collar que flotaba frente a mi y cerré mis ojos esperando lo peor, sin embargo nada ocurrió, y cuando los abrí estaba sentado sobre tierra firme, sin nadie a mi alrededor, completamente solo en lo que sólo podía definir como un espacio vacío entre sombras, viendo sólo el empedrado del piso y nada más que la negra oscuridad alrededor y encima mío.

Mire varias veces a mi alrededor, buscando, llamando, esperando que alguna voz me respondiera, o que alguien apareciera de entre las sombras profundas, - "tal vez estoy muerto"-, pense algo consternado mientras me sentaba en el piso, pronto lleve mis manos a mi cabeza y empecé a llorar, no podía estar muerto, simplemente no podía haber muerto así.

Pronto sentí algo en la mano que aún sostenía, aquel viejo collar, este parecía sacudirse así que lo sostube frente a mis ojos para verlo mejor, era un diseño muy simple, el cual no había podido contemplar debido a las prisas, pero ahora que lo miraba, pude sentir como si estuviera ante algo muy importante, como si el collar me llamara, pero, ¿a dónde?...

Pronto sentí algo en la mano que aún sostenía, aquel viejo collar, este parecía sacudirse así que lo sostube frente a mis ojos para verlo mejor, era un diseño muy simple, el cual no había podido contemplar debido a las prisas, pero ahora que lo mi...

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Pronto senti como si el suelo se partiera bajo mis pies, al instante puse el amuleto en mi bolsillo y de la nada, terminé cayendo al vacío mientras algo se formaba en el fondo, pudiendo ver un marco redondo de Jade, del cual comenzaba a surgir una intensa luz, se veía como si fuese una especie de puerta o de portal que termine atravesando.

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Calixtli: Isekai Salvaje. Where stories live. Discover now