"LIENZO" (CUENTO).

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Era un diecinueve de Julio, en Buenos Aires, Argentina; aquí da inicio la historia del joven pintor, Matthew Fellowes, quién se disponía a abrir su pequeño local de pinturas artísticas urbanas, sus lienzos eran los mejores de la ciudad, pero como todo artista era poco reconocido. Sin embargo, Joshua Barlovento, un chico apasionado por el arte había escuchado hablar del joven artista y quería conocerlo.

El atardecer invadía las cuadras de la gran ciudad, el local de Matthew se encontraba en la avenida Leandro N. Alem, casualmente por la tarde estaba prácticamente vacío, era el momento ideal para relajarse con una copa de vino y tomar el pincel en sus manos, pero tenía un problema, desde el comienzo del día trabajaba en lo que sería un cuadro que rondaba los tres metros; aquel paisaje de las constelaciones no le convencía, suponía que era oscuro, solitario.

El joven intentaba respirar profundo, estaba teniendo un bloqueo, un problema típico en las bellas artes, sentía que aquello era insensible, no había nada con sentimiento, al contrario, le disgustaba ver al planeta tierra diminuto entre todo el cosmos, se daba cuenta que somos insignificantes. Al joven pintor le costaba dejar fluir a sus manos y que fueran ellas las que creasen el lienzo perfecto.

De pronto, cuando finalmente había encontrado inspiración, alguien tocaba la puerta del local, el anochecer había llegado a la ciudad que transitaba las ráfagas invernales del continente sudamericano. Matthew, se dirigió hacía la puerta donde se encontró con un joven alto aproximadamente de su edad.

 El pintor cumpliría sus 24 años en días, el chico que tenía enfrente medía de un metro, sesenta centímetros, de estatura, tenía cabello castaño, su piel  era como la de un adolescente; tan perfecto, único. A comparación del artista, que era de tes morena, con una delgada barba, cabello negro, pero sumamente atractivo.

—Hola, mí nombre es Joshua.—decía el joven un tanto tímido mientras retomó.—Joshua Barlovento, me recomendaron pasar a ver tu trabajo, que por cierto es magnífico.—explicó finalmente.

—El placer es mío Joshua, me llamo, Matthew Fellowes, el pintor urbano.—asintió el muchacho sonriente.

—Espero no ser molestia.—comentaba Joshua en la puerta del local muerto de frío.

—No, para nada, adelante, estaba por cerrar, pero es un placer para mí el interés de las personas en lo que hago.—decía gentilmente Matthew abriéndole paso hacia dentro del sitio.

—En ese caso me gustaría llevarme alguna de tus pinturas.—formulaba Joshua motivado.

—Claro, la que gustes.—consentía el pintor.

El local de Matthew, a pesar de ser acogedor, estaba repleto de las pinturas que hacía el mismo, de todo tipo, colores, matices, formas y texturas.

—Es realmente fabuloso el arte que haces.—decía Joshua, quién se sentía como en una almacén de golosinas.

—Bajaré las persianas del local para que estemos tranquilos, ya que es hora de cerrar.—explicó Matthew mientras servía en su copa la segunda ronda de vino, mientras le tendía a Joshua su primera ronda y digo primera porque la noche se volvería extensa, pero entretenida.

—¿A que te dedicas?—preguntó Matthew a Joshua, mientras ambos tomaban asiento al lado del otro para que el pintor continuará con su trabajo anteriormente interrumpido.

—Soy licenciado en letras, mí pasión es el arte.—dijo el joven con orgullo.

—Qué agradable.—exclamó Matthew agitando sus manos, pero no se dio cuenta que estaba derramando pintura sobre el abrigo que traía Joshua.

"Lienzo" (Cuento)Where stories live. Discover now