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────W E L C O M E───────╮


Desde aquel día, la soledad pesa sobre mi alma. Continuar es difícil y encontrar una motivación para hacerlo aún más.

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╰─── Mi corazón desmenuzado aún no puede liberar tù recuerdo, aún pesas, aún dueles y aquello no hace más que sumirme en un mar de tristeza. Esto parece una cruel maldición «ríe»

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Al caer el sol, las sucias  y abandonadas calles de los barrios bajos en Musutafu, Japón cobraban vida, muchos puestos comenzaban a abrir sus cortinas. Dando la bienvenida a los indiscretos visitantes y residentes que iban allí justamente por un poco de diversión mal intencionado. Los centros de apuestas, discotecas y cantinas comenzaban a abarrotarse de clientes y pronto la música estridente y el olor a humo de tabaco y drogas infestó el ambiente. También a esas horas era el momento de las servidoras nocturnas de ofrecer sus servicios, por lo que se podía ver a mujeres acompañadas con escasos ropajes entrar a hoteles de mala muerte, o alquilar habitaciones en pésimas condiciones. 

Todo en ese lugar dejaba de ser tabú, sin la mirada de los héroes sobre ellos, héroes ignorantes o simplemente desinteresados no existían las reglas por lo que todo estaba permitido.

Oculto de los curiosos ojos depravados, alejado de toda vorágine sexual que brotaba en el aire. Se ubicaba un estrecho callejón, era largo y polvoriento siendo la única fuente de luz una bombilla moribunda que brindaba un opaco brillo amarillento, cada tanto parpadeaba dando indicios de su pronto fallecimiento.

Al fondo del estrecho pasaje, en un edificio en mal estado y claramente viejo, se encuentra una puerta corrediza pulcramente blanca siendo lo único que parecía en buen estado. Sobre la puerta un letrero recita "Clínica Haru" el nombre era a penas legible ya que las luces que lo conformaban algunas estaban fundidas y las restante emitían un irritante parpadeo.

La joven dueña de aquel establecimiento se sentó en la ventana que daba directamente hacia la calle atestada de luces. Los colores vibrantes y la música estridente lograban provocar una ligera migraña en su cerebro. Masajeo sus sienes con delicadeza y con su otra mano sostuvo una humeante taza de café americano cargado. Se dejo caer sobre su silla giratoria manteniendo la mirada perdida. Era uno esos días donde a penas y los pacientes ingresaban a su consultorio, normalmente no solía recibir muchas visitas pero en todo el día no se había presentado ni uno solo.

Llevó la taza a sus labios dando un sorbo profundo, sintió la sustancia marrón calentar satisfactoriamente su garganta, mientras su mirada observaba detalladamente su oficina. Su "oficina-clínica" era un diminuto cuarto de paredes blancas descarapeladas, anexada una "sala de operaciones" que en realidad era solo una esquina donde se encontraba una camilla y una lámpara larga además de un lector de signos vitales,  una pequeña mesa de madera repleta de herramientas quirúrgicas, esto únicamente dividido por una delgada cortina azul. En la "clínica" también esta su escritorio y un solitario ficus como decoración. Para finalizar una puerta que daba directamente a su residencia. 
  
༻❁༺ "Oh cariño, ¿estarás escuchando la misma canción que vibra en mi corazón?༻❁༺ 
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ℭ𝔯𝔦𝔰𝔞𝔩𝔦𝔡𝔞🦋Where stories live. Discover now