Prologo

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Durante miles de siglos y antes de existir nuestro mundo, solo existía la nada hasta que un tiempo después, aparece una sombra de un hombre, pero no era precisamente un hombre, tenia un aura que dificultaba la vista y no se le podía ver.

Comenzó a crear el universo poco a poco y tras terminar de crearlo, se sintió solo y comenzó a crear arcángeles, ángeles y entre más hasta que termine por crear humanos.

Unos siglos después, uno de sus arcángeles comenzó a rebelarse ante él, cuyo responsable de la creación de todo. Aquel arcangel cansado de recibir sus órdenes, creó un ejército para atacar al creador, pero no terminó bien y le expulsó del reino bajándolo a las tierras de horrores que posteriormente se convirtió en el inframundo.

Durante muchos años, aquel ángel caído permaneció por mucho tiempo en el infierno hasta que mucho después, logró salir, pero no podía volver al paraíso de su padre y durante el tiempo que estuvo en la tierra de los humanos, conoció a una mujer, se enamoraron y después se fué dejando a la mujer sola y embarazada.

Pocos meses después, la mujer murió durante el parto dejando a un bebé solo sin ningún tutor que le cuide.

Ese bebé era yo, un niño recién nacido y con mucha vida por delante, sin tener ni idea de quién o qué soy.

Me encontraba en una cama cuna del hospital esperando a que alguien me recogiera. Pasaba días y días y nadie vinó por mí.

Finalmente los enfermeros decidieron darme en adopción.

Lograron encontrar a una pareja que estaban encantados de tenerme en sus vidas. Una familia cuyo no podían concebir hijos y yo era lo que les cambiarían la vida.

Dieciséis años más tarde, me convertí en un chico feliz con una buena familia y unos amigos que confío mucho en ellos.

El día que iba a cumplir los dieciséis años, no vería venir el como me iba a cambiar mi vida.

— Nick, vas a llegar tarde a las clases.  — Le llamaba  una mujer con una voz dulce a su hijo mientras preparaba el desayuno.
— Mark, llama a tu hijo. — Le reclama la mujer a su marido que se encontraba en el comedor leyendo el periódico y este se iba a levantar y aparece el joven Nick de cabello castaño y con gafas de estudiante.

—  ¿Porque tardaste tanto Nicholas Daniel Powell? — Pregunta su madre enfadada aunque seguía con su rostro agradable.

Nick bajó las escaleras con prisa, ajustándose las gafas con una mano mientras con la otra intentaba terminar de abrocharse la camisa del uniforme escolar.

— Lo siento, mamá. Tuve un sueño extraño y me desperté tarde.  — Se disculpó, mientras tomaba asiento en la mesa del desayuno.

Su madre le sonrió con ternura, pasándole un plato con tostadas y huevos. — Todos tenemos esos días, cariño. Pero hoy es especial, es tu cumpleaños. — Dijo, besando su frente.

Caroline es una mujer muy estricta, pero agradable y divertida a la vez. Sabe cómo es su hijo.

– Venga, a desayunar, no quiero que me llamen por tu tardanza. — Comentaba Caroline mientras continúa con la cocina.

Mark, su padre adoptivo, dejó el periódico a un lado y miró a Nick con ojos llenos de orgullo. — ¿Y bien, hijo? ¿Listo para convertirte en un hombre hoy?

Nick asintió, aunque una sensación inexplicable de inquietud se anidaba en su estómago. Nick sonríe y tomó su desayuno para después salir de la casa con su mochila y su bicicleta.

Desearía en esos momentos un coche o una moto, pero para su madre es demasiado arriesgado.

No sabía por qué, pero sentía que este día marcaría un antes y un después en su vida.

En la escuela, sus amigos lo saludaron y conversaron con él. La jornada transcurrió como cualquier otra, hasta que en el último periodo, mientras escribía en su cuaderno, una sombra pasó por la ventana. Alzó la vista, pero no había nada fuera de lo común.

Nick llegó a las clases y eran un tanto aburridas hasta que termine las clases.

Estuvo charlando un rato con Ethan, el mejor amigo desde la infancia y con Lara, su hermana de un año menos que él tras terminar las clases.

Después de la charla, de despidió y volvío a mi casa con la bicicleta.

Pero durante el camino, terminó tropezando con una piedra que no lo había percatado y me torcí el tobillo, pero lo curioso es que empezó a curarse enseguida y no lo notaba, porque no me imaginé tener el tobillo lesionado, pero había una pequeña herida que tardé un poco de darme cuenta y ví como se cerraba la herida.

Nick observó su tobillo por un momento más, convenciéndose de que había sido un truco de la luz o una percepción errónea. Con un suspiro de alivio, se levantó y continuó su camino a casa, dejando atrás el incidente.

Al llegar, el aroma familiar de la cena lo recibió. Sus padres adoptivos, Mark y Caroline, estaban en la cocina, preparando la mesa. La normalidad de la escena le calmó, y por un momento, pudo olvidar la extraña experiencia del día.

— Hola, Nick. —  Saludó Caroline con una sonrisa. — ¿Todo bien?

— Sí, todo en orden. — Respondió Nick, devolviendo la sonrisa mientras dejaba su mochila en el suelo.

La cena transcurrió entre conversaciones sobre el colegio, el trabajo y los pequeños detalles de la vida cotidiana. Nick participó, pero su mente ocasionalmente volvía al incidente de la bicicleta. Decidió que, por ahora, lo mejor era mantenerlo para sí mismo.

Esa noche, antes de dormir, Nick se asomó por la ventana de su habitación, mirando las estrellas. Se preguntó si habría algo más allá de lo que sus ojos podían ver, algo más allá de su vida ordinaria. Con ese pensamiento, se acostó, dejando que el sueño lo llevara lejos de las preguntas sin respuesta.

Hola, queridos lectores, esta es mi primera obra original. No soy muy bueno, pero tengan paciencia conmigo. A veces escribo en primera persona y a veces en tercera persona.

Acepto todo tipo de consejos también. Pero lo importante, es el respete mutuo.

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Gracias por su atención y espero que lo disfruten.

Hijo del Diablo Where stories live. Discover now