Prometidos

190 1 0
                                    

-Hoy los conoceré –tomaba ambas manos de sus padres, estaba sentada en medio de las dos camas- Trataré de no ser grosera... -rio- Pero no prometo nada –se levantó y se acercó a besar la mano de sus padres- Los amo mucho –dijo bajo- Espero que despierten pronto... los necesito –susurró- Mucho...

-Princesa –habló un guardia –Los príncipes están llegando –anunció.

-Si –se talló la cara y caminó hasta quedar frente a las camas donde reposaban sus padres inertes- Así me vestí –dijo sonriendo a la nada, imaginando que sus padres la observaban- Espero que les haya gustado como me veo –dijo tragando saliva para no llorar, apretó los dientes y asintió caminando- Los veré más tarde.

Las trompetas sonaron, los príncipes habían llegado a las puertas del palacio.

-Es hora princesa –dijo una doncella.

-Si –asintió y salió del lugar.

-Nosotros los cuidamos princesa –dijeron los guardias de la entrada.

Movió las manos y cubrió el cuarto con su magia, a los guardias también, dotándolos de más poder para resguardar el lugar y cuidar de sus padres.

-Sé que lo harán –sonrió y siguió caminando por el pasillo.

Sabían ya la historia detrás de Thor y Loki, el matrimonio de Dioses Nórdicos considerado uno de los más fuertes, aquellos que no faltaba mucho para ser coronados cuando Odín se retirara, pero el destino tenía planes diferentes. Su hija, la unigénita de ese matrimonio ahora tenía una historia que contar a su pueblo, su vida, apenas comenzaba.

Muchas cosas habían pasado en estos años. Primero, la Reina Frigga murió a manos de un Elfo oscuro, dado que estaban en busca de una de las gemas del infinito que se había resguardado en Asgard, muchos lucharon en esta corta pero fuerte batalla contra ellos. La Reina había protegido a la princesa, que, por error o eso pensaban que había sido en ese momento, el Éter había entrado en ella, siento ahora la portadora de dicho poder de la gema. En ese entonces, Odín y los padres de Zenda estaban luchando fuera del palacio, pero dentro de Asgard, es decir, lejos de las dos mujeres ahí presentes.

-4 años antes-

Zenda 16 años

-Ocúltate aquí –ordenó.

-Pero abuela...

-Ocúltate y por más que quieras, no salgas –tomó su rostro- ¿Escuchaste? –ella asintió y la princesa también asintió cediendo a encerrarse en el ropero de la Reina, desde donde vio todo. Vio como unos guerreros "alterados" de los Elfos oscuros entraron, vio como la reina hizo una ilusión de Zenda y haciendo como si la ocultara tras ella, la Reina tomaba en sus manos una espada, era de ella obviamente, fácilmente venció a varios Elfos, pero no al último, quien apretó el cuello de la falsa princesa quien desapareció al instante y la Reina sonrió encajándole la espada al Elfo alterado.

-Nunca tendrás a mi nieta, maldito ser.

-Maldita bruja –dijo el líder y Zenda vio como la espada se le fue arrebatada y con ella atravesaron a su abuela.

-¡No! –gritó saliendo de golpe y atrapando a su abuela al caer al suelo, pero ya estaba muerta- ¡Abuela, abuela!

-Aun así no pudo salvarte –dijo el líder que se acercó tomando del cabello a la princesa jalándola hacia arriba, haciendo que soltara a Frigga y la dejara caer, tocando su cuerpo el suelo dorado del lugar- Entréganos el Éter mocosa.

-Bruja... -murmuró.

-¿Qué?

-Ella... -lo miró y sus ojos brillaron dorados- ¡Ella no era una bruja! –sus manos sacaron pequeños rayos, el Elfo elevó una ceja y sintió un gran dolor en su pecho, Zenda había enterrado su mano justo en el pecho de este- No habrá compasión en el mundo de los muertos –dijo y después retiró la mano, en ella estaba el corazón de aquel ser, estrujó el órgano con facilidad.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Dec 22, 2023 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

MadnessWhere stories live. Discover now