Última oportunidad 「 Mitsukai 」

Última oportunidad

Hakkai Shiba agitó suavemente el contenido de su vaso, el líquido se sacudió y los trozos de hielo se acomodaron, produciendo un sonido tintineante. Estaba acostumbrado al alcohol, así que no se sentía afectado, incluso cuando había bebido la mitad de una botella de whiskey. Sin embargo, su cuerpo se sentía caliente y podía sentir su piel humedeciéndose con una ligera capa de sudor. No estaba seguro si se debía a la ingesta de alcohol o el punzante nerviosismo que tensaba sus músculos.

Levantó la mirada y observó la figura de su anfitrión, Takashi Mitsuya. Después de varios meses fuera de Japón, había regresado con un objetivo en mente: trabajar con Taka-chan. No fue difícil concertar una reunión, mucho menos encontrar la excusa apropiada para que el encuentro ocurriera en un ambiente relajado e íntimo. De esa forma, consiguió ser invitado al departamento del diseñador, sin posibles interrupciones ni la compañía de su hermana.

En un principio, se sintió aterrado. Después de todo, el motivo que lo impulsó a querer trabajar con Mitsuya estaba relacionado con un comentario que había hecho su hermana después de la boda de Pa-chin.

"Takashi está en la edad de encontrar esposa. Probablemente está viviendo con su novia. En serio, deberías olvidar tu obsesión y sentar cabeza. ¿Quieres que te presente un muchacho?"

Después de ese comentario, no pudo evitar sentirse enfermo. Su hermana fue consciente y le acarició la mejilla, comprensiva. En esa oportunidad, ninguno agregó nada más a la conversación. Hakkai se había retirado y encerrado en su habitación.

En ese momento de angustia ante un escenario ficticio, pero posible; no fue difícil imaginar la boda de Mitsuya con una desconocida. Podía verlo, vistiendo un traje elegante, exhibiendo su buen gusto, mientras sostenía entre sus brazos el cuerpo de una mujer delicada y hermosa. Probablemente, sería pequeña y calzaría perfectamente con el cuerpo del diseñador. Una mujer, pequeña y bonita; no un hombre, alto y fornido.

La idea lo espantaba.

Por esa razón, cuando se encontró frente a la puerta del diseñador, experimentó una ansiedad difícil de controlar. Sentía un vacío en el estómago y un sudor frío recorriendo su nuca.

Sin embargo, a pesar de todas las especulaciones, resultó que el mayor vivía solo. Hakkai estudió cada rincón, pero no descubrió ninguna señal que pudiera evidenciar la presencia de una mujer o el hecho de una relación romántica. Es decir, el departamento tenía una decoración sencilla y sobria; había fotografías de la pandilla y retratos de los familiares de Mitsuya; pero ningún rastro de alguna mujer o una vida romántica que Hakkai desconocía. Mitsuya era soltero.

El alivio lo embargó y relajó instantáneamente su postura.

No obstante, el sentimiento de alerta perduró, ya que el hecho de que Mitsuya fuera soltero, no significaba que el muchacho permanecería de esa manera por siempre. Podía encontrar a alguien, formalizar y alcanzar un estatus que sería imposible alcanzar.

La tranquilidad se prolongó por una pequeña fracción de segundos, cuando descubrió que su plan era su última alternativa para acercarse al mayor y evitar perderlo en un futuro. Después de todo, incluso si el diseñador lo rechazaba, la única manera de superarlo y continuar con su vida era confesar sus sentimientos y dejar de fantasear con lo que podría haber sucedido.

Por ello, necesitaba pasar tiempo con él, estudiar sus reacciones y su actuar. Tal vez... Podría ser correspondido. Tal vez... Podría tener una oportunidad. Tal vez... Podría decirle a su hermana que olvidara la idea de presentarle a otra persona.

La simple idea le hizo imaginar a su hermana, Yuzuha Shiba, torciendo el gesto y dedicándole una mirada resignada y cargada de lástima. Yuzuha le conocía lo suficiente como para adivinar sus inclinaciones, mucho tiempo antes de que aceptara sus propios sentimientos.