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Trabajo en una cafetería que queda cerca de mi casa, pero últimamente se ha vuelto demasiado tedioso ya que mi jefe es un malhumorado de primera y siempre quiere estar detrás de mí para buscar algún error en lo que hago

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Trabajo en una cafetería que queda cerca de mi casa, pero últimamente se ha vuelto demasiado tedioso ya que mi jefe es un malhumorado de primera y siempre quiere estar detrás de mí para buscar algún error en lo que hago. Hace menos de un mes un nuevo gerente fue contratado, eso hace que ponga en duda todo lo que mis compañeros y yo hagamos.

Llevo trabajando aquí mas de dos años, ya estoy muy acostumbrado a lidiar con clientes idiotas y poder solucionar problemas que se presenten. Pero John —él gerente idiota y jefe— marca todos mis errores a cada segundo y es por eso por lo que me pone nervioso y las cosas no me salen como quiero. Ya va repitiendo como cinco veces que me bajara mi sueldo y cada segundo que pasa es una nueva oportunidad para poder tirarle el café caliente en la cara.

La puerta de la cafetería se abre, lo se porque cada que entra o sale una persona la campanita suena, me tiene fastidiado, pero puedo soportarlo. Una chica bajita entra junto con una chica pelinegra alta y se detienen frente a mí.

—Bienvenidas a Happy coffe hour, donde el café nunca falta y las sonrisas tampoco —, odio decir está frase cada que entra alguien, me dan ganas de ahogarme lentamente en algún charco de agua. —¿Qué desean ordenar?

La chica más bajita sonríe por mi falta de entusiasmo y luego llevo mi vista hacia la pelinegra, que muerde su labio.

—¿Qué pedirás Amy? —habla la pelinegra.

—Un batido de fresa, lo de siempre. —la chica que ahora se que se llama Amy habla y la otra asiente.

—A mi dame un café frio, que tenga mucho caramelo, por favor —. Asiento mientras anoto los dos pedidos.

—¿Algo más? —pregunto.

—No gracias...

—Bien, son quince libras —, me entregan el dinero y yo me doy media vuelta para comenzar con su pedido.

Mis manos son agiles y se mueven rápido, en estos momentos agradezco al universo de que mi jefe no este, porque estaría a nada de explotar internamente.

Minutos después dejo sus bebidas frente a ellas, me agradecen y salen por la puerta, riendo de algo. Limpio el desorden que he dejado y suspiro, me siento muy cansado, ya que al salir de la escuela vine directo aquí y hoy por ser viernes tengo que ir al bar.

ª ª ª

Mi cuerpo se relaja al sentir el agua cayendo sobre mí, a pesar de que amaría poder pasar más tiempo bajo el agua se que debo apresurarme porque tengo que llegar antes de que abran el bar para que nadie me reconozca.

En resumen, soy un chico de 17 años que ama cantar y tocar la guitarra, y voy a un bar cada viernes a tocar canciones, se podría decir que soy bastante reconocido por ahí, pero lamentablemente tengo que mantener mi identidad en secreto, ya que al ser menor de edad no puedo ni respirar cerca de ese lugar.

L de Londres  *EN PROCESO*Where stories live. Discover now